jueves, 18 de febrero de 2016

Stalker, recuperando la fe..



La unión de tres aspectos son necesarios para el nacimiento de la integridad y el equilibrio. Por un lado la imagen con su poder evocador, por otro lado la música, "el sonido"; y por otro lado El genio creador de todos los seres humanos que participan en el largometraje. Si el director logra que estos tres elementos se combinen en armonía, la obra cinematográfica será una entidad única e irrepetible. Stalker, rodada en 1979 por el director ruso Andrei Tarkovski lo es.



En palabras de Tarkovski :
«Una crisis espiritual es un intento de encontrarse a sí mismo, de adquirir una nueva fe. Eso es de lo que trata Stalker. El héroe pasa por momentos de desesperanza cuando flaquea su fe; pero cada vez renueva su sentido de vocación para ayudar a la gente que ha perdido sus esperanzas e ilusiones. En términos generales, es el tema de la dignidad humana; de lo que es la dignidad y de cómo un hombre sufre si no tiene respeto por si mismo… Aún cuando por fuera, el viaje parece terminar en un fracaso, de hecho cada personaje adquiere algo de un valor inestimable: La Fe».


Tres son los personajes principales:



"el stalker", que podría traducirse como guía, es un hombre de mediana edad que acaba de salir de prisión -debido a inflingir las normas de no adentrarse en "la zona"-, está casado y tiene una hija "mutante". Se siente prisionero en un mundo frívolo y hostil que no logra comprender. Su mujer y su hija son los únicos vinculos que tiene con el mundo y, como no, "su misión" de la cual es consciente y asume sus riesgos. ¿Hacía donde guía el stalker? Hacia "la zona". ¿Qué es "la zona"?
Se dice que "la zona" se originó a partir de la caída de un meteoro, otros dícen que fue un experimento extraterrestre. Lo cierto es que en ella hay un edificio y dentro una habitación que es el epicentro del viaje. Algo ocurre en esa habitación. Se dice que todos los que llegan hasta ella ven cumplidos sus deseos más recónditos. Llegar a la habitación no es fácil, la zona ha de permitir el paso pues es un organismo vivo, consciente y cambiante. Sin la guía de un stalker no se puede entrar en la habitación ni volver al mundo cotidiano.

Al comienzo la zona fue muy visitada por gentes de toda índole... desaparecieron sin dejar rastro. El ejército decidió vallar la zona e impedir la entrada bajo una fuerte vigilancia. Cualquier persona que intente acceder a la zona será tiroteada, no se le perseguirá por que ni siquiera los militares se atreven a entrar en ella. La Zona era un poblado que fue desvastado por el acontecimiento inexplicable que sucedió allí, en ella podemos apreciar las ruinas de un antiguo pueblo con sus postes de luz derrumbados, esqueletos metálicos oxidados de tanques de guerra, objetos de toda índole olvidados destinados a la degradación lenta del paso del tiempo, todo objeto antes humano lo recubre ahora una espesa masa forestal, el agua, la niebla, la herrumbre... Es un sitio donde la naturaleza ha tomado su dominio.


El stalker siente hacia la Zona una reverencia profunda, en ella se siente acogido, activo y útil, es su hogar donde conecta con lo que para él es sagrado. El stalker ha encontrado en la Zona la fe. Él es un guía, un stalker iniciado por un "maestro", del que más tarde hablaremos. El stalker va a guiar hacia la Zona a dos personas, el escritor y el profesor.


El escritor está aburrido de la vida, es en cierta forma consciente del hastío vital que va carmomiendo su espíritu. Bebe sin parar debido a ello. No encuentra lo mágico ni la inspiración para su trabajo. "¿Cómo puedo saber el nombre de lo que quiero?" Se plantea en la escena del bar, poco antes de acceder a la Zona. Se plantea las contradicciones aparentemente irreconciliables de la mente humana, el choque de los deseos conscientes con los inconscientes, el anhelo elevado y los instintos toscos. Por un lado busca en la Zona una prueba de lo sagrado; pero en lo más profundo, el escritor se busca a si mismo, busca la verdad. El estado del escritor es el caos y la autodestrucción, asume el riesgo de la muerte al adentrarse a la Zona, al igual que lo asume su compañero: el científico.

Avanzando por la Zona, se ve al escritor intentar romper un arbusto, el stalker presuroso lo detiene. "La zona exige que se la respete, de lo contrario castiga". El escritor comete su primera imprudencia temeraria, seguida instantáneamente por otra: llegar a la casa de la habitación directamente en línea recta, desobedeciendo las indicaciones del stalker. Acto seguido le vemos sacar de su bolsa la petaca de alcohol, pero cuando va a beber el stalker se la quita y vacía todo su contenido a la tierra. El escritor continúa empecinado en avanzar solo hacia la casa, mientras va acercándose a ella, un fuerte viento comienza a soplar, y una voz misteriosa le indica que se dentenga.

"Que se cumpla lo previsto, que ellos den crédito y se rían de sus pasiones. Lo que ellos llaman pasiones realmente no es una energía anímica, sino un roce entre el alma y el mundo exterior. Lo principal es que crean en sí. Y estén desamparados como niños, porque la debilidad es grande y la fuerza fútil..." sólo la voz del stalker y la imagen de una charca o pozo de agua convulsionada oscilando cual pasiones. Esta escena es esencial para comprender el motivo principal que mueve al stalker : la comunión espiritual que él mismo tiene con la Zona, con su intento de comprender el alma humana.  


En un momento de descanso de los tres personajes, el escritor y el profesor se debaten en un diálogo donde cada uno ataca las ideas del otro desde su más profundas convicciones, el hombre de letras cuestiona la ciencia por la que tan afanosamente trabaja el profesor, la denomina una simple "prótesis", un amasijo de palabras complicadas y objetos extraños ruidosos que nunca llegan a una verdad profunda, el profesor ve en el escritor a un charlatán... La filosofía que intenta llegar a una verdad a través del reflexionar, cuestionar con el pensamiento, con las palabras o la escritura enfrentada con el saber científico que todo necesita llevarlo a examen empírico material para demostrar que algo puede ser verídico, creíble... Dos ramas que parecen enfrentadas por los siglos, irreconciliables pero ambas con algo común: el anhelo de encontrar una verdad profunda. El escritor y el profesor son dos personas que agonizan en una civilización asesina que engulle sin el menor pudor los valores que hacen al humano humano. Por ello en la película no hay nombres propios, pues lo dejaron atrás al internarse en la zona.

El stalker, media en la aparente irreconciliable postura de ambos acompañantes:

"Ustedes hablaban sobre el sentido que tiene nuestra Vida. Sobre el caracter desinteresado del arte. Por ejemplo, la música. Ella tiene muy poca relación con la realidad. Más bien, si tiene una relación, es mecánica, sin sentido, como un ruido fatuo, sin relación alguna. Así y todo ocurre un milagro: ¡La música penetra en el alma misma! Ese ruido, transformado en armonía, provoca una resonancia en nosotros. ¿Qué reacciona convirtiéndolo en un foco de sumo deleite, nos une y nos conmueve? ¿Para qué hace falta eso? Y lo más importante, ¿a quién? Ustedes responden: A nadie, para nada. Desinteresado. No. Difícilmente. Pues al fin y al cabo, todo tiene su sentido. Sentido y motivo".


 Más tarde, los tres personajes se sumergen dentro de la estancia donde se encuentra la misteriosa habitación, descienden a los abismos, a los pasillos oscuros y húmedos, herrumbrosos, llenos de peligros casi imprevisibles, todo está cambiando continuamente en la Zona. El primero en pasarlo, por sorteo, es el escritor, quien atraviesa el pasillo hasta llegar a una puerta- el segundo portal- que intenta derribar con un arma que saca de su bolsillo. El stalker se lo prohíbe. Una vez más, para cruzar a otro nivel debe dejar la tercer lacra: esta vez el arma; la primera fue la destrucción inconsciente, la segunda la bebida. Al abrir la puerta, que cede con fácilidad, se encuentra con una habitación llena de agua donde debe sumergirse casi por entero y atravesarla.

El escritor continúa con sus dudas -la dualidad-, estas cada vez son más acuciantes, cree que la Zona es una invención "idiota", las mismas dudas y desconfianza le llevan a plantearse su propia vida, su profesión y el ambiente que donde ésta le incita a moverse.



El stalker confiesa a sus dos acompañantes que pocos han sido los que han sobrevivido al pasillo "el molino de carne", y que ese hecho les revela como buenas personas. El escritor, es una vez más atacado por la desconfianza, ahora hacia el stalker. En una estancia suena el teléfono, misteriosamente preguntando por una clínica, el profesor al ver que tiene línea, hace un aviso a la comunidad científica para dar los datos geográficos y físicos de dónde se encuentra la habitación. En este hecho se puede vislumbrar algo privado de la vida del silencioso y callado profesor: un rencor y ansias de venganza hacia un compañero suyo. Y es ya aquí cuando demuestra su propósito del viaje: destruir la habitación con una bomba construida por él mismo para tal fin. Su argumento es el peligro de la existencia de un sitio semejante donde a saber qué tipos de gentes acudan a él con deseos malos, destructivos... Un verdadero peligro para la humanidad, el mundo que mientras exista, según sus palabras, no podrá estar tranquilo ni conciliar el sueño. "Ya que no va a dar felicidad a nadie, es mejor destruirlo...". El stalker intenta arrebaterle la bomba, tiene un forcejeo con el profesor, donde súbitamente también el escritor participa, en favor del científico. Es aquí cuando el escritor vuelve sobre sus obsesivas sospechas hacia su guía a quien califica de farsante que haciéndose pasar por una especie de dios embriagado de poder por su dominio sobre la vida de los otros guiándolos en la Zona. El hombre de letras deduce que la habitación no cumple los deseos simples de la gente, sino los más recónditos, los inconscientes. Es por ello que "puercoespín", el antiguo maestro del actual stalker se suicidó. Pidió en la habitación porque vuelva su hermano, pero sólo obtuvo dinero y más dinero, se enriqueció tremendamente con su misión de guía. El stalker se justifica de las acusaciones, en un arrebato de nerviosismo y lágrimas, defendiendo lo auténtico de su misión, el de guiar a la gente a "el único lugar a donde pueden ir si la esperanza se muere..."




Pasado el momento de ofuscación, el stalker invita a quién quiere ser el primero en entrar en el cuarto de los deseos. Les aconseja ya una vez dentro, rememorar el pasado de sus vidas, ya que ello induce a ser más benévolos, sencillos y humildes.
El escritor se niega y el stalker ve su orgullo pero también quizá es que el escritor haya comprendido algo profundo en su interior y ya no necesite entrar... El científico mientras tanto desarma la bomba, no desea entrar a la habitación pero tampoco destruirla (¿porque comprendió realmente? ¿porque sigue siendo escéptico y ve que sólo son delirios fantasiosos lo de la habitación que cumple los deseos y no merece la pena ser destruida?).
En la siguiente escena vemos a los tres personajes sentados frente a la puerta de la habitación. La cámara los observa desde dentro de ésta en un plano magistral.

"No entiendo nada, ¿qué sentido tiene venir aquí?" se pregunta el escritor. Silencio de varios instantes. Se escucha un trueno y comienza a llover dentro de la habitación. El misterio se ha expresado y ha hecho su regalo.

El agua, está presente en toda la película, el agua como elemento fluido, purificador. El agua para muchas tradiciones simboliza lo femenino con sus connotaciones simbólicas de fluidez, movimiento, unión, integración y concepción. Pareciera que en la película no hay lugar para la mujer. Pero si observamos profundamente vemos como el agua -principio femenino- está absolutamente presente en toda la película. Desde el comienzo en la habitación de la familia del stalker hasta el final donde los tres personajes, ya en la zona, están completamente mojados... y como no, la lluvia dentro de la misteriosa habitación.

 

 Luego ya de regreso al sitio de la escena primera, vemos a los tres personajes en el bar del comienzo. El stalker viene acompañado por un perro negro, grande y hermoso, que habitaba en la zona y cual guardián lo siguió durante todo el trayecto, incluso el de vuelta. Se podría decir que una parte de la Zona se adhirió al stalker, como guardián y protector, para los difíciles días que le esperan al otro lado de la valla, en el mundo cotidiano. Y falta le va a hacer a nuestro protagonista, porque desde el regreso, muestra claros signos de cansancio y una pérdida de fe en su misión después de la experiencia con el escritor y el profesor.

"Tienen el órgano de la fe atrofiado por no usarlo. Tienen la mirada vacía. Nadie cree, ¡nadie! No llevaré a nadie más..." le confiesa a su mujer un cansado y vencido stalker.

¿Pero realmente es tan así como dice él? ¿Verdaderamente siguieron en el mismo estado tal cual empezaron el científico y el escritor? ¿No operó realmente un cambio en ellos? ¿Acaso la Zona, no les dejó pasar?, el stalker aseguró, que pocos sobrevivían en ella y ellos sí han sido aceptados ¿Qué nos expresan sus caras en la escena final del bar cuando el stalker se marcha con su mujer e hija? ¿Podemos dilucidar el cambio en ellos? El director no nos lo deja claro, yo creo que para que cada uno pueda indagar en ese aspecto porque al fin y al cabo la búsqueda de los dos personajes nos compete a todos como seres humanos.

Dejando las palabras del stalker, vemos en una habitación a su pequeña hija leyendo un libro, un poema... mientras semillas voladoras o polen inundan toda la estancia. La niña no deja entrever en su parca expresión sus sentimientos, parece estar más allá de esos dilemas, pero nos demuestra poseer facultades extraordinarias. Con su poder mueve los vasos de la mesa con sólo mirarlos, mientras la película se despide con la Novena Sinfonía de Beethoven... La llamada Oda a la Alegría. El milagro ha operado una vez más. El milagro quizá no sea tan ajeno al humano, sino que también vive dentro de él, lo mágico e inesperado, lo que trasciende siempre a los embrollos mentales. Una manifestacón fuerte y libre que no conoce fronteras, que puede habitar en lo aparentemente más débil. El stalker lo vislumbró a través de sus reflexiones en la Zona cuando nombra una frase del Tao te Ching "la flexibilidad y la debilidad expresan la lozanía de la existencia. Por eso lo que se ha endurecido no vence..." Quizá él intenta llegar a comprender el profundo misterio a través de la reflexión y el corazón, de los sentimientos... Su hija posee el conocimiento como un don innato que no necesita ser demostrado ni menos aun contrastado. Lo sabe sin saber.  


CONCLUSIÓN

Stalker es una película que requiere de una atención especial, no tanto intelectual sino intuitiva. Hay que acercarse con la mente lo más abierta posible. Tarkovski nunca catalogó sus películas dentro del género de ciencia ficción pues van mucho más allá de la clasificación. La forma de jugar con el tiempo y el espacio es diferente a lo que se está acostumbrado en el cine.
Stalker se encuentra cargada de símbolos y cada persona experimenta la película de forma distinta, incluso con el tiempo al volverla a visionar uno ahonda más y encuentra sublimes retazos de belleza y sabiduría que se encuentran escondidos dentro de la película de Tarkovski.

Esta vez, al volver a visionar Stalker, en el final capté e interpreté tres hermosos símbolos. El pólen como semilla de la vida golpeando en el rostro de la hija del stalker mientras se escuchaba de fondo la oda a la alegría de la novena sinfonía de Beethoveen y el sol inundando la estancia. Un sol purificador y anunciador de lo nuevo, del renacimiento de una nueva humanidad.

Hay dos mundos diferenciados en stalker: el mundo de la ciudad "de los hombres" caótico y tedioso donde la angustia es tan patente como lo es la falta de vegetación y de sol. Esto lo simboliza Tarkovski con ese tono sepia tan caracteríctico. El mundo de los hombres es ruidoso, emocionalmente desequilibrado, es un mundo frío falto de fé.
El otro mundo es el mundo de "la zona". Un mundo en el que el silencio y el verde son notorios. Cuando llegan a la zona cambia la tonalidad de la película. Inunda la pantalla el sol, el verde de la vegetación y la alegría del stalker. En la zona, lo sagrado es patente, se palpa.
Al regresar de la Zona los tres protagonistas se ven de nuevo inmersos en la tonalidad sepia de herrumbre. "De vuelta a la cárcel" parece que nos quisiera decir Tarkovski. Pero ¡Ojo! a la escena final. Después de la declaración de la mortificada esposa del stalker dentro de una habitación donde reina la angustia y la ansiedad, Tarkovski nos muestra a la hija del stalker -la hija que llaman mutante- en una habitación inundada de sol -vuelve de nuevo el color-, también escuchamos cantos de pájaros y al perro. Algo de extraordinaria belleza es el pólen que se mueve libremente dentro de la estancia resplandeciente, donde la niña lee un libro con un rostro que no es para nada el de una niña corriente. A continuación declama una poesía. Se recuesta sobre la mesa y mueve con su mente -o con otra fuerza desconocida- los vasos que están encima de la mesa, entonces el perro llora asustado ¿No lloran acaso los perros cuando sienten energías extrañas?. De repente suena de fondo la novena sinfonía del gran filántropo Beethoven. El simbolismo de la letra y música de la oda a la alegría es más que justificado. Letra escrita por Schiller que nos habla del renacimiento de una humanidad nueva que ha integrado los errores del pasado y los ha transcendido. Nos habla de un amor entre hermanos, de un amor sobrio y profundo. De un amor real.
¡Qué final nos brindó Tarkovski! ¡Cuánta esperanza y cuanta verdad!

Que cada uno busque la Zona en lo mas profundo de su corazón.  

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