Félix Rodríguez de la Fuente, gran maestro y entusiasta,
pareciera que el mismo espíritu de la Naturaleza
cobró forma humana en él para hablarnos, sacarnos del letargo destructivo.
Sus sabias palabras siempre despiertan un entusiasmo y un amor verdadero a la
Vida, una conexión con todo lo vivo, con
la tierra que nos da el sustento y con nuestros demás compañeros los animales y las
plantas. En un mundo tan devastado por
esta actual civilización humana consumista,
egocéntrica, degradada de valores espirituales,
arrancada del origen, huérfana y amnésica estas
sabias palabras son una bocanada de aire puro que deben siempre permanecer en
el recuerdo para poder guiarnos de vuelta hacia
ese sagrado pacto -como él decía- porque sin él la humanidad vaga cual fantasma que ha perdido “el cordón umbilical con la
Madre, y sin él, el niño muere y la madre también...”
"El hombre
debe amar y respetar la Tierra como ama y respeta a su propia madre".
"Sus
formaciones geométricas en el cielo de otoño, su tenso vuelo hacia las tierras de invernada,
despertaban en mi espíritu indescriptibles nostalgias y
ansias de nomadeo".
"¡Mira! Aquello que ves ahí abajo, aquel sombrero pardo, aquella nube tenebrosa,
aquellos gases que no ha querido Manitú que existieran
que los ha fabricado el hombre, aquello que ves allí es el hongo más espantoso,
dramático y terrible..."
"El mundo
es espantoso para el ciudadano medio que
vive en colmenas, urbes monótonas y horrísonas, calles sucias recibiendo cultura como píldoras y mensajes que no se han demostrado que sean
perfectos. Nuestra era se recordará en un futuro
feliz, si es que se llega, con verdadero terror. El hombre tiene necesidad de
libertad, de campo, del cielo, de tiempo para no hacer cosas... Y aprender,
imaginar. Hoy no lo puede hacer".
Félix sentía una profunda curiosidad por el
paso del paleolítico al neolítico:
“El hombre del
neolítico se diferencia del paleolítico en que ya no está integrado de una manera armoniosa en el ecosistema
terrestre que empieza a modificar, a manipular, no solamente los elementos
puramente ecológicos de la
biosfera, sino hasta genéticamente...”
“Roto el vínculo con la
naturaleza (...) como característica de esta ruptura en el neolítico no sólo surge la
domesticación de los animales y las plantas sino que surge la
autodomesticación del hombre. Esta autodomesticación del hombre que modifica tremendamente sus pautas básicas de conducta que hace aparecer algo tan dramático y desconocido en la edad antigua como es la
esclavitud, no sólo la eslavitud directa (...)sino la esclavitud
indirecta muchas de cuyas consecuencias estamos pagando actualmente”.
"Un
profundo abismo separó lo salvaje de lo doméstico, lo libre de lo que tenía dueño"
"Los mitos
cósmicos protagonizados por estrellas y por animales
dieron paso a leyendas antropocéntricas".
"El
deporte que se ejercita en pleno campo con los ojos y los oídos bien abiertos al mensaje de la hermana fuente o
del hermano pájaro, forja la esencia de la bondad, de la nobleza y
de la capacidad de convivencia. Un poco más allá está la paz."
"La
tierra, desde el espacio, envuelta en un halo de luz iridiscente, aparece
misteriosamente bella e irresistiblemente atractiva ... Y es que la luz de
nuestro planeta es la vida".
"La energía más sagrada, más inviolable que se mueve sobre la corteza de este
planeta es la vida"
"El
paisaje sin sus animales es un paisaje muerto".
“¡El lobo era un animal hermosísimo! De mirada noble... era quizá la más acabada representación de la fuerza, de la libertad, de la nobleza ¡del palpitar de la madre tierra!”
“Viendo la belleza y el maravilloso equilibrio ecológico de la naturaleza es imposible no creer en Dios. Todo en la naturaleza habla de su obra creadora.”
“La tan temida frustración que puede ocasionar profundas alteraciones en la personalidad del hombre, raramente se da en el joven que vive en contacto con la naturaleza”.
“...Llevamos mil años alejados de
la naturaleza. Porque nuestras ansias infantiles de conocimiento, de contacto y
de amor hacia los seres vivos, han sido transformadas por una educación utilitaria en inclinaciones agresivas que llevan al
hombre a no usar sino a abusar de su mundo”.
“Carecemos del optimismo permanente y de la fe en sí mismo que tiene el hombre de la naturaleza. Las
generaciones nacidas en las más monstruosas aglomeraciones humanas
como Nueva York, Londres, París o Madrid empiezan a arrojar un
alto porcentaje de jóvenes inadaptados, sucios, melancólicos, irascibles, toxicómanos y con una expresiva sintomatología psíquica muy parecida a la del animal
de experimentación arrancado prematuramente de su biotopo y enjaulado”.
“El hombre vive prisionero en las grandes urbes”
“Nuestro amigo el mirlo despierta al prisionero de la gran ciudad con la misma voz de la
naturaleza”.
“Soy un enemigo de la sociedad tal como ésta funciona actualmente. A través de esta sociedad de consumo se obliga a la gente a tener que rodearse de una serie
de elementos superfluos que nada tienen que ver con la verdadera felicidad”.
“Soy pesimista ante la generación que nace y vive en ciudades inmensas lejos de la
Naturaleza, que no conoce la lluvia en el bosque, la noche en la selva, que
ignora lo que es un caracol... Estas vivencias las considero importantísimas ya que el contacto con la Naturaleza significa
una ventaja hacia la verdad y la sana filosofía”.
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