lunes, 30 de mayo de 2016

Recuperar "lo sagrado" de la música.


El viejo Bach, el geometra de la música.

La música reside en lo más profundo de todos los seres humanos, lo forma y lo estructura. El tono de la voz, la música en los sonidos más sencillos y naturales como la respiración de un bebé, el latido de un corazón en paz, las palabras dichas con pasión y fuerza de un amigo que sabe que va a morir y, que intenta comunicarte lo sagrada que es la vida. Sin lágrimas, con temor -como es natural en tal trance- pero con arrojo y humildad.

La música nos rodea: los cantos de los pájaros que son armoniosos y bellos. El arruyo del agua y la poderosa presencia del viento. El latido del mundo porque el mundo late como laten nuestros corazones.

Sin lugar a dudas, como dice el maestro Jordi Savall, la música tiene el poder de salvar vidas. Tiene el poder de hacer que el ser humano cambie y evolucione. En malas manos la música tiene el poder de desestructurar al individuo para arrojarlo a un vacío inmenso, el vacío del ser.

De una manera innata los seres humanos somos creativos. Necesitamos crear con nuestras manos, necesitamos tocar la materia y con ella expresar nuestra historia, nuestra visión del mundo y nuestro sentir. Cuando creamos -y ya puede ser una cuchara de madera o un violín- conectamos con lo más sagrado.

Cierta vez escuche un mito, quizás lo soñé, no importa: un niño en una playa, sentado sobre la la arena, la brisa es suave y el sol lo llena todo. La marea es tranquila y el agua cristalina. El niño juega con la arena y ríe. Excava un pequeño agujero con sus manos y de repente la marea lo inunda quedando el agua posada en la pequeña concavidad. El niño ve en el reflejo su rostro sonriente. El mundo fue creado entonces.

Wolfgang Amadeus Mozart


Si nuestra alma necesita de belleza para no sucumbir, y esta necesidad de belleza la otorga la música y la contemplación de la naturaleza, nuestro razón necesita de la imaginación y es por ello que el mito viene a socorrernos.

Aun quedan personas que con esfuerzo recuperan músicas olvidadas, artesanos que vuelven a dar vida a viejos instrumentos cargados de magia y misterio, poetas que conducidos por el entusiasmo luchan consigo mismo para depurar en palabras lo más preciado de su existencia. Escritoras y escritores que con sus obras nos indican sin cesar que hay otros mundos, que la realidad va mas allá de la rutina miserable que nos carcome día tras día, que con la imaginación podemos ser pájaros, ciervos, jabalíes, duendes, dragones. ¿Acaso no somos un mito viviente? 

Orfeo

Late el corazón desde el silencio primigenio: el tambor. Nuestro pecho se hincha tomando del mundo el viento purificado por los arboles para después devolverlo impregnado de nuestra esencia. 
Ritmo y armonía, la naturaleza es la maestra de la música. Es el idioma que une la vida, que nos hermana como especie y natura.


Recuperar lo musical desde lo más profundo es reencontrarnos con la divinidad. ¿Acaso no escucháis esas notas dulces y armoniosas del arpa? Es Orfeo que nos dejo un hilo para no perdernos en este laberinto cargado de trampas y con un enemigo casi invencible: uno mismo. ¡Caminemos la senda que ya fue trazada por nuestro anhelo! 

2 comentarios:

  1. Muy buen artículo Pamina Tamino, te invito a leer sobre este proyecto que se me hace muy interesante, habla sobre el poder de la música.
    http://embajadamundialdeactivistasporlapaz.com/es/el-poder-de-la-musica-para-la-paz-y-felicidad-del-ser-humano-integral

    ResponderEliminar
  2. Gracias Victor!! Muy interesante el articulo.

    ResponderEliminar