"Amar por encima del todo la Libertad..No traicionar jamás la verdad"
Buscando una biografía sobre Beethoven que fuera fidedigna y bien narrada encontramos una obra muy bien escrita y de lectura amena. Los autores son el matrimonio Jean y Brigitte Massin. He disfrutado mucho su lectura, pues es importante para comprender la obra musical de un compositor conocer un poco más sobre el ser humano que hay detrás, sus sufrimientos, sus luchas, sus creencias... Muy diferente es informarse a través del cine sobre todo si está basado en historias no verídicas y muy edulcoradas y sensacionalistas que dan una imagen distorsionada del verdadero ser humano que hay detrás de la música, propagando el tópico del "genio loco" del genio inteligente, sí pero trastornado. Es un concepto muy superficial y también es lógico, el cine necesita más que nada entretener. Pero la realidad es más profunda y compleja. Aunque no lleguemos a conocerle íntimamente, mucho podemos intuir a través de la correspodencia escrita, testimonios de amigos y conocidos y sobre todo, ¡claro está! a través de su música, que una vez mejor informados sobre la vida del autor disfrutaremos muchísimo más pues nos llegará aún más directo su mensaje.
Comparto con vosotros un compilado de párrafos y frases que he considerado de importancia no sólo para comprender su música sino sobre muchas cosas de la vida en general: la lucha, el sufrimiento, la alegría, la voluntad, el amor, la amistad, la pasión... Su legado es musical y fundamentalmente espiritual, todo esto nos dejó Beethoven. En su vida sufrió la pobreza material, la enfermedad, el abandono, pero su voluntad vital y artística eran tan fuertes que legó a la Humanidad- en la que a pesar de todo él nunca dejó de creer- una de las obras musicales más bellas jamás creadas.
Ludwing Van Beethoven, Jean y Brigitte Massin
Ninguna
música antes que la suya ha intentado expresar tan francamente el
paroxismo de las pasiones del corazón, pero ninguna música es menos
enervante ni más consciente y dueña de su poder. Ninguna música
antes que la suya aceptó expresar tan abiertamente lo trágico de la
existencia, lo patético de los conflictos, el dolor y la angustia
humanos, pero de ninguna música están tan ausentes la tristeza y el
abatimiento; ninguna música produce, cada vez que se la escucha, un
efecto más tonificante y más entusiasta. Ninguna música antes que
la suya ha querido expresar tan conscientemente que la lucha es la
naturaleza misma de la vida y la fuente de todo lo auténtico, pero
ninguna música está más limpia de agresividad y sadismo, ninguna
nos hace sentir tanto la sensación física de la bondad. Este
luchador, este héroe, no experimenta ningún placer con la
destrucción y la confusión. Los ritmos belicosos, las marchas
guerreras que abundan en su obra, expresan el júbilo del triunfo, no
se complacen en la amenaza de las matanzas ni en las nubes que
presagian la muerte...
Pocas
vidas han sido más dolorosas que las de Beethoven, pero pocas
voluntades fueron tan fuertes y pocos temperamentos tan alegres a
fuerza de estar vivos; no debemos, olvidar jamás ni lo uno ni lo
otro si no queremos traicionarle. Frase de los autores:
Jean
y Brigitte Massin. Ludwig van Beethoven
"Hacer
todo el bien que se pueda,Pensad también Amar por encima de todo la
libertad.Y, aunque fuera por un trono, No traicionar jamás la verdad
que os honra".
"Continúa,
no ejercites tan sólo tu arte, sino penetra en su intimidad; él lo
merece, pues sólo el arte y la ciencia elevan al hombre hasta la
divinidad. Si alguna vez deseas alguna cosa, mi querida Emilia,
escríbeme con toda confianza. El verdadero artista no tiene orgullo;
bien sabe que el arte no tiene límites; siente oscuramente hasta qué
punto está alejado de su objetivo, y mientras otros le admiran,
deplora no haber llegado todavía allí donde su genio brilla para él
como un sol lejano". (Carta a la pequeña Emilia)
"Para
ahuyentar el pensamiento del mal que te aflige no podrás encontrar
mejor medio que la ocupación".
La
vida se parece a la vibración de los sonidos y el hombre a la
ejecución de los instrumentos de cuerda. Si el choque ha sido
demasiado rudo, pierde su resonancia y nunca podrá volver a
encontrarla, no le proporcionará más que sinsabores y no podrá
unirse a los demás sin causar una disonancia que destruye el coro
bien acoplado.
(Cita
de La falta, drama de Müllner, copiado por BEETHOVEN)
"Mi
reino está en el aire; como el viento a veces, así se arremolinan
los sonidos, así esto da vueltas en mi alma".
"Acerca
de todos los hombres, no dejar nunca ver el desprecio que merecen,
pues es imposible saber si tendremos alguna vez necesidad de ellos".
"Nosotros,
seres limitados de espíritu ilimitado, hemos nacido no sólo para el
sufrimiento y para la alegría, y casi se podría decir que los más
eminentes se apropian de la alegría a través del sufrimiento [durch
Leiden Freude]"
"¡El
Todopoderoso en el bosque! Me siento afortunado, lleno de felicidad,
en el bosque: cada árbol habla a través de ti. ¡Oh Dios!, ¡qué
esplendor! En semejante país de bosques, en la altura está el
descanso, el descanso para servirle".
«¡Mi
corazón se desborda ante la vista de la naturaleza, pero ella no
está aquí!».
"Casi
no voy a ninguna parte, pues no es posible frecuentar gentes con
cuyas ideas no comulgo".
"El
placer sensual sin la unión de las almas es propio de animales; una
vez pasado, no queda ningún vestigio de un sentimiento generoso
[edler Empfindung], tan sólo remordimientos".
BEETHOVEN (antes del 30
de abril de 1817)
"Mil
bellos instantes desaparecen cuando los niños están en los
institutos llenos de dureza, mientras que cerca de unos buenos padres
podrían sentir las impresiones calurosas que persistían hasta la
edad más avanzada".
"El
descanso y la libertad son los dos bienes más grandes".
"Todo
mal está lleno de misterio; si por sí solo ya es grande, aumenta
cuando se habla de él con los demás; sólo la exacta comprensión
de sus causas y de su alcance nos lo hacen más soportable".
"Las
debilidades de la naturaleza humana se dan por la naturaleza misma, y
la Razón soberana debe con su fuerza intentar dirigirlas y
corregirlas".
"Beethoven
tenía siempre aspecto serio; sus ojos muy vivos eran a veces
soñadores, con la mirada un poco triste dirigida hacia lo alto, que
he intentado reproducir en el retrato. Sus labios estaban cerrados;
pero el trazo alrededor de su boca no era hosco […]. Sus ojos, gris
azulado,
tenían una extrema vivacidad. Cuando su cabellera se agitaba
violentamente tenía algo de osiánico y de «demoniaco» […].
Cuando Beethoven vio el retrato me indicó que el arreglo del cabello
le gustaba mucho así, ya que los otros pintores le habían
representado muy atildado, como si tuviera que presentarse en la
corte –decía–, y él no era así en absoluto".
KLOEBER
«A
veces –añade– vienen a mí palabras libres, salidas del corazón;
por esto me toman por un loco».
Beethoven
me dijo: «¿Qué es lo que os ha retenido para venir a verme?
Seguramente os han contado un montón de absurdos y me han pintado
como un ser desagradable, lunático, altivo, del que se puede
apreciar la música, pero al que hay que evitar personalmente.
Conozco estas malas lenguas mentirosas; como no encuentro más que
raramente personas que comprendan mis sentimientos y mis pensamientos
y por este motivo me conformo con pocos amigos, el mundo me considera
sin corazón: me conoce mal». SCHLÖSSER
"¿Me
preguntáis de dónde obtengo mis ideas? No puedo decirlo con
certeza; surgen sin ser llamadas, inmediatamente o por etapas. Podría
atraparlas con mis manos, en la naturaleza, en el bosque, paseando,
en la calma de la noche, en la aurora; lo que las suscita es cierta
disposición del espíritu [Stimmun], que se manifiesta con palabras
en el poeta y en mí con sonidos, resonando, ruidosas e impulsivas,
hasta que al fin se convierten en música». SCHLÖSSER
«Aquí,
rodeado de las creaciones de la naturaleza, me siento a veces durante
horas y mis sentidos se enervan con el espectáculo de los frutos de
la naturaleza, que conciben y se reproducen. Aquí el sol en su
majestad no se oculta detrás de uno de esos sucios tejados
construidos por la mano del hombre; aquí el cielo azul es para mí
un techo sublime. Cuando por la noche contemplo con asombro el cielo
y el ejército de cuerpos luminosos, llamados soles o tierras, que
gravitan eternamente en su órbita, mi espíritu se abalanza sobre
esas estrellas alejadas por tantos millones de leguas, hacia la
fuente primera donde nace todo lo que fue creado y donde volverán a
nacer eternamente nuevas criaturas".
»Sí,
todo lo que toca el corazón viene de lo alto; de otra manera, ¿no
es verdad que no habría más que sonidos, cuerpos sin alma? Mierda o
tierra, ¿no es así? El alma debe elevarse de la tierra, donde ha
sido exiliada por cierto tiempo la chispa divina, y lo mismo que en
el campo, al que el labrador ha confiado la preciosa simiente, debe
florecer y llevar muchos frutos, y después, así multiplicada,
remontarse hacia la fuente de donde ha descendido. Porque sólo con
un trabajo tenaz, con las fuerzas que le han sido prestadas, la
criatura honra al Creador y Conservador de la naturaleza infinita».
Otra
vez Schubert me dijo: «Él sabe todo, pero nosotros no podemos
todavía comprenderle y correrá mucha agua por el Danubio antes de
que todo lo que este hombre ha creado sea comprendido por todos. No
solamente porque es el más sublime y el más fecundo de todos los
músicos, sino también el más fuerte. Es tan fuerte en la música
dramática como en la música épica, en la lírica como en la
prosaica; en una palabra, puede con todo. Mozart, comparado con él,
es como un Schiller en comparación con Shakespeare; Schiller ya ha
sido comprendido, Shakespeare no lo será hasta dentro de mucho
tiempo. Todo el mundo entiende ya a Mozart, nadie entiende a
Beethoven. Para ello habría que tener mucho espíritu y aún más
corazón, y ser indeciblemente desgraciado en amor o, simplemente,
ser desgraciado». Schubert hablaba siempre con esta seriedad, este
buen sentido, esta razón y esta precisión. SCHUBERT, según BRAUN
VON BRAUNTHAL
¡No
estoy bien más que cuando estoy en la libre naturaleza!».
Si
Beethoven es un héroe igualmente por haberse realizado a despecho de
su sordera, es un héroe ante todo por haber aceptado ser un
pensador, en un ambiente donde todos hubieran querido que no lo
fuera, y por haber hecho de su existencia una acción, conforme a sus
intenciones más deliberadas y más expresas.
Exige
del hombre que hay en él la misma rectitud, la misma perfección que
en el artista. Se puede bromear por la insistencia con que habla de
su «carácter moral»; ello proviene simplemente de que quiere ser
el hombre capaz de crear la música que quiere crear. Por esto pide
al morir que la totalidad de sus papeles, de los Cuadernos de
Conversación también, sean conservados unidos y que sean accesibles
a cualquier consulta. Pues sabe que nada de su vida es extraño a su
obra.
Sabe
lo que quiere; sabe que es el único músico de su tiempo que lo
desea, y sabe que los músicos anteriores, por mucho que él los
venere, no podían desearlo todavía: crear una música cuyo impulso
sea tal que arrastre a los hombres a conquistar la alegría, en
libertad, por medio de la acción temporal. «Aquel que ha
comprendido una vez mi música, estará libre de todas las miserias
en las que se arrastran los demás».
«Hombre,
¡ayúdate a ti mismo!». Desde lo más profundo de su experiencia,
Beethoven lanza este grito. Sin ningún orgullo: ha comprobado que es
su única receta. «No puedo buscar un punto de apoyo más que en lo
más profundo, en lo más íntimo de mi ser; en el exterior no hay
absolutamente ninguno para mí… Eres tú el que debes crearte todo
en ti mismo». «Casi todo lo que he llegado a ser hasta aquí, no lo
he conseguido más que por mí mismo».
Ausencia
del padre y de la tranquilidad mental que asegura la armonía de una
familia y de una educación humana; ausencia de ayuda en el
nacimiento y desarrollo de su don musical. Ausencia de instrucción
literaria y científica: el ambiente cultivado de la familia Breuning
suplirá un poco esta laguna, y algunos cursos en la Universidad de
Bonn; pero Beethoven, uno de los hombres más inteligentes y más
ávidos de saber que ha conocido el mundo, debe descubrir todo por sí
mismo.
Su
feroz voluntad de independencia a toda costa (que pagó duramente) es
parte integrante y fundamental de su heroísmo. Pero lo que le
permitió ser él mismo, le retiraba al mismo tiempo toda facilidad y
todo apoyo exterior para su desenvolvimiento. Siempre en el momento
en que su esfuerzo por conquistar su lugar bajo el sol iba a ser
coronado por el éxito, se produce un desmoronamiento que vuelve a
ponerle en la situación de partida.
La
evolución de la obra de Beethoven no tuvo ninguna relación con su
sordera. La única incidencia
desgraciada que la sordera operó sobre su carrera musical fue el
prohibirle realizarse como virtuoso y más tarde como director de
orquesta. En cambio, afecta profundamente a su vida personal. No
solamente haciendo más difíciles, más susceptibles, más
precarias, sus relaciones con el conjunto de la sociedad; no sólo
volviendo más problemática la esperanza de un matrimonio o de un
amor recíproco; sobre todo, haciéndole imposible en cierta forma el
apoyarse en la amistad. «Para mí, se acabaron los incentivos de la
sociedad de los hombres, las conversaciones inteligentes y las
expansiones mutuas».
Lo
que le permite crecer, utilizando los obstáculos y venciéndolos
para lo esencial, es el hecho de que él cree en la voluntad.
Beethoven no es sólo un hombre cuya voluntad se afirma a cada
instante hasta el grado más alto, sino un hombre para quien la
voluntad es el primer factor, y quizá el principal interés, de la
vida. «¡Es tan hermosa la vida, poder vivirla mil veces!; pero no
una vida tranquila, siento que no estoy hecho para eso».
Su
noción del heroísmo se encamina menos a una glorificación de
algunos superhombres que a una intuición dialéctica de la vida, y
el héroe es el que, aceptando este hecho fundamental, asume el
combate de la vida hasta conseguir la victoria. Esta victoria no es
necesariamente el éxito, la obtención del objetivo propuesto, sino
el no haber renunciado nunca al combate ni retrocedido en la batalla;
es a veces el triunfo de Egmont en el instante de su muerte. Además,
para Beethoven, ninguna victoria es suficiente, ninguna conquista es
satisfactoria. Todos los objetivos que se propone son provisionales,
y el solo hecho de alcanzarlos suscita otro debate vital por el que
hay que abandonarlos.
«Nosotros,
seres limitados de espíritu ilimitado, hemos nacido sólo para el
sufrimiento y para la alegría, y casi se podría decir que los más
eminentes se apropian de la alegría a través del sufrimiento».
Porque
la naturaleza de la vida es la de ser actividad y lucha, y tiene para
él, en el seno de la vida misma y no fuera de ella, una dialéctica
del sufrimiento y de la alegría, del obstáculo y de la superación.
«Amar
por encima de todo la libertad», escribe a los veintidós años, y
veintiséis años más tarde: «En el mundo del arte, como en toda la
creación, la libertad y el progreso son el objetivo».
El
amor beethoveniano por la libertad se acompaña de un horror profundo
por el juego, por todo lo que es frívolo y gratuito. Le gustan las
bromas, los chistes, los juegos de palabras, ríe como un niño por
cualquier cosa, y todo porque es verdaderamente libre. Pero se toma
su vida y su arte en serio. No reivindica su libertad más que para
consagrarse seriamente a crear una obra seria. Y las dificultades que
encontrará para imponer su música a los diletantes de la sociedad
que le rodea provienen en gran parte de aquí.
"Crea,
es sobre todo para él, como todo artista que se respete, porque
solamente a este precio puede vivir. Pero es también para los otros,
y no cesa de decirlo; está convencido de que sus obras aportarán un
inmenso bienestar a la «pobre humanidad doliente», y muchas veces
necesita creer en ello para encontrar el valor de seguir componiendo.
Justamente por esto se exaspera, cuando el único resultado que
obtiene es hacer sollozar a «niños mimados». No es esto lo que él
esperaba. Ha escrito como si se tratase de una batalla; quiere sólo
que su acción suscite otras; pretende estimular, pero no emocionar.
«El corazón es la palanca de todo lo que es grande», pero la
emoción es mala porque rompe los resortes del luchador. De aquí su
desesperación, cuando ve que Goethe llora, en lugar de apresurarse a
rivalizar con él en la creación poética. «Los artistas son de
fuego; no lloran». «Para el hombre es necesario que la música
avive el fuego de su espíritu».
Frase de los autores:
Jean
y Brigitte Massin. Ludwig van Beethoven
«Vosotros,
que pensáis que soy un ser odioso, obstinado, misántropo, o que me
hacéis pasar por tal, ¡qué injustos sois! Ignoráis la secreta
razón de lo que así os parece. Desde la infancia, mi corazón y mi
espíritu se inclinaban a la bondad y a los tiernos sentimientos […]
Nacido con un carácter ardiente y activo, inducido a las
distracciones de la vida social, he debido muy pronto aislarme […]
¡Hombres, si leéis esto algún día, pensad que no habéis sido
justos conmigo!».
«A
veces vienen a mí palabras libres, salidas del corazón; por esto me
toman por un loco».
«¡Ningún
hombre ama el campo tanto como yo! ¡Si sólo los bosques, los
árboles, las piedras, devolvieran el eco que el hombre desea!».
Lo
que sí es seguro es que el mundo que Beethoven intenta suscitar es
un mundo humano, libre, igual, fraternal, donde reinen la paz y la
alegría; no se contenta con rivalizar,para su creación incesante,
con la incesante creación de la naturaleza… Toma el esfuerzo de la
naturaleza a cuenta de su esfuerzo, y las dos creaciones son sólo
una, en una comunión total, «en el templo de la naturaleza y de la
humanidad».
Ésta
es la esperanza de Beethoven. La obra que lo expresa con más
precisión es la Novena Sinfonía. Y esta obra termina (o casi) con
una especie de éxtasis religioso: «Hermanos, sobre la bóveda
estrellada, tiene que habitar un Buen Padre. ¿Os postraréis,
millones de seres? ¿Presientes al Creador mundo? Búscalo por encima
de la bóveda».
Cuando
Moscheles escribe en la parte inferior de la partitura de Fidelio:
«Terminado con la ayuda de Dios», Beethoven corrige, con enormes
caracteres: «Hombre, ¡ayúdate a ti mismo!».
«En
la cloaca en que nos encontramos todo está casi perdido;
procuraremos tan sólo que no me pierda yo mismo por completo».
Podemos
decir que Mozart no es más que música. ¿Y Beethoven? Beethoven
consagra su vida a la música, Beethoven ama apasionadamente su arte.
Beethoven sacrifica todo lo demás a su arte. Beethoven existe antes
de ser música. Beethoven es ante todo él mismo, y es por existir
por lo que él crea su obra. Lo que más desea es la música,
naturalmente, pero también desea la libertad, la acción, la
felicidad, el amor conyugal. Sus Stimmungen no existen por venir de
la música, es la música la que existe para expresar sus Stimmungen.
De los dos genios, es Beethoven el que tiene la idea más sublime de
la excelencia de la música entre las otras actividades humanas, pero
es Beethoven también el que considera menos la música como un fin
en sí, el que más ve en la música un medio al servicio de la
existencia.
“Pero
cuando más encuentra el alma su alimento, más madura el espíritu,
y llega a un feliz
entendimiento
con ella. Pocos alcanzan esto, pues lo mismo que millares de
criaturas creen casarse por amor y no tienen ni una sola vez la
revelación del amor- aunque todos lo profesen-, lo mismo millares de
individuos hacen profesión de la música sin tener la menor
intuición. Contiene en ella misma los gérmenes del sentido moral,
como estan contenidos en todas las artes; una creación verdadera es
moralmente un progreso (…)
El
arte representa siempre a la divinidad, y los contactos con los
hombres con él son una religión; lo que nosotros adquirimos por el
arte viene de Dios, inspiración divina que da a las facultades
humanas un objetivo que alcanzar.
La
inteligencia como el grano de trigo, necesita un terreno húmedo,
cálidamente eléctrico, para crecer, para pensar, para expresarse. .
La música es el suelo eléctrico en que el espíritu vive, piensa,
crea. La filosofía es un producto de este espíritu eléctrico; su
propia indigencia, que quiere basar todo en un principio original,
está realizada, aunque el espíritu no sea dueño de lo que él crea
para ella; es, sin embargo, feliz en esta creación, y lo es también
en toda creación espontánea del arte; independiente del artista,
más poderosa aún que él, lleva a la divinidad, y no sostiene al
hombre más que para dar testimonio de la acción de Dios en él. La
música da al espíritu la idea de la armonía. Un pensamiento
separado le ha hecho ya concebir un conjunto, una proximidad; así,
cada pensamiento en la música está en contacto íntimo,
inseparable, con el conjunto de la armonía, que es la unidad. –
Todo lo que es eléctrico lleva al espíritu a una creación musical,
activa, desbordante. – Yo soy de naturaleza eléctrica. (Bettina
Brentano, apuntes)
Coro de presos, ópera Fidelio:
"¡Oh qué delicia, respirar el aire libre a nuestro alrededor
Sólo aquí está la vida
La prisión es una tumba
Queremos confiar en la ayuda de Dios
La voz de la esperanza aún susurra
seremos ricos, encontraremos la paz
¡Oh Cielo! ¡Salvación!
¡Qué felicidad! ¡Oh, Libertad ¿volverás algún día?"
«Cuando
abro los ojos, suspiro, pues todo lo que veo es contrario a mi culto,
y me veo forzado a despreciar a este mundo incapaz de comprender que
la música es una revelación superior a toda sapiencia y a toda
filosofía«.
“¡Que
todo lo que se llama vida sea sacrificado a lo sublime y que
constituya un santuario del Arte! “
“A
pesar de todo lo que he sufrido no he perdido ninguno de mis
sentimientos de antaño por la infancia, la hermosa naturaleza y la
amistad...”
“El
espíritu de los que trabajan no debe ser encadenado por miserables
necesidades , y a causa de ello me veo privado de muchas cosas que
hacen una vida más feliz... Para mí es el imperio intelectual y
moral el que me es más querido, y me parece la más alta de todas
las monarquías espirituales y temporales”
“Ser
diez veces más que un héroe: un verdadero hombre” Verso de
Zacharias Werner copiado por Beethoven.
“No
reconozco en ningún hombre otro signo de superioridad más que la
bondad. Ahí donde la encuentro, ahí está mi hogar” (Carta a la
pequeña Emilia)
Mario
Roso de Luna (Autor de otra pequeña obra biográfica que quiero compartir)
"Beethoven
siempre anhela , siempre cree y espera en realidades mejores y en el
retorno de la alegría,
la ilusión y la felicidad primera, ahora ya en un ambiente de
celeste paz conquistada por el doloroso esfuerzo. Beethoven cierra
siempre el ciclo retornando a la fuente primera de alegría con los
tiempos finales, iluminados por el triunfo tras la lucha (en obras
como las sinfonías No.3 o 5, o el final del adagio de la sonata 29 o
del cuarteto 7".
“¡Resignación,
resignación absoluta con tu suerte! En adelante no vivirás para ti
sino para los demás. Desde ahora no hay más felicidad para ti que
en tu arte. ¡Oh Divinidad, concédeme fuerza para vencerme a mí
mismo!”
Vivió
Beethoven, con cortos intervalos, aislado del mundo durante los diez
últimos años de su vida. Nadie ignora la pasión que concibió
entonces por la Naturaleza, pasión de la que tantas huellas dejó en
sus obras, especialmente en la Pastoral o Sexta Sinfonía.
Identificado con los vientos y las tempestades, eco fiel de las que
eternamente agitaban su alma, escribe: “Mi reino está en aire; mi
alma vibra en los murmullos del viento a veces, así se arremolinan
los sonidos, así da esto vueltas en mi alma”
Espíritu
independiente, no se aviene a divertir a nadie. Pictórico de ideas,
quiere encarnar en cada obra una idea distinta: la heroica, la
épica, la trágica, la dolorosa, la íntima. La música no es para
él un motivo de diversión, sino una expansión intencionada; en las
notas no se encierra la intención frívola... Su arte es al
principio juvenil y ardoroso. Después es un arte de tristezas, de
dolores, de luchas, un arte que avasalla y que domina siempre
influido por un sentimiento desgarrador. En sus últimas obras,
aislado del mundo por su sordera, su alma se agiganta, crece hasta
adquirir proporciones inconcebibles, vive una vida de concentración
interior, de intensidad espiritual...”
La
Sinfonía heroica es la ruptura abierta de Beethoven con el mundo
viejo de las anteriores sinfonías y el comienzo de una nueva era
para la orquesta.
La
sinfonía cuarta es la Sinfonía del amor, la sinfonía quinta, por
el contrario , es el destino misterioso del hombre: sus cuatro notas
iniciales , tres breves y una larga, son “la llamada del Destino a
nuestra puerta”.
La
Pastoral es el pasaje de música descriptiva más gigantesco que se
conoce, con sus cinco tiempos se “Sensaciones agradables del
campo”, “Junto al arroyo”, “Fiesta aldeana”, “La
Tempestad” y “Acción de gracias después de la tormenta”.
La
Séptima Sinfonía a mí me parece la bajada de Beethoven a los
infiernos.
Cuando
su arte último se ha asentado ya en las empíreas regiones de la
sinfonía novena, de la gran misa y de las últimas sonatas, vuelve
la vista hacia el cuarteto y confía a él las últimas vibraciones
de su alma... La música de ellos parece como si de propósito
despreciara toda apariencia bella, para reconcentrarse en la
profundidad y en la esencia misma del sentimiento. La melodía
abandona todo sentido cantable, para encarnar en breves motivos fuera
de todo sentido melódico tradicional.
Para
penetrar en la interioridad de estas obras, tiene que colocarse el
oyente en un estado de recogimiento y de abstracción. “Millares de
personas se quedarán sin entenderlos”, decía Beethoven mismo; y
como respondiendo a su profecía, se han destacado dos corrientes de
opinión: la de los que, no penetrándolas, las juzgaban delirios de
un cerebro enfermo, incomprensibles y no bellas, explicando sus
armonías extrañas y sus combinaciones rítmicas como consecuencia
de su sordera; y los que, habiendo llegado a asimilarse ese arte lo
declaraban
el más elevado de cuanto la música ha producido.
Él
así, sin estar turbado ahora por el ruido de la vida, escucha sólo
las armonías de su alma, y continúa desde el fondo de su ser
hablando a un mundo que ya nada puede decirle. Ahora la vista del
músico se esclarece en su interior. Ahora proyecta su mirada sobre
las formas, que iluminadas por su luz interna, comunícanse de nuevo
a su ser íntimo. Ahora es la esencia misma de las cosas la que le
habla, la que se las muestra a la tranquila luz de la Belleza. Y en
ese momento, esta serenidad maravillosa, convertida para él en la
esencia misma de la música. Aún la queja, elemento natural de todo
sonido, se suaviza en una sonrisa: el mundo vuelve a encontrar su
inocencia de niño...
"El genio de Beethoven pertenece también a la Humanidad. Es privilegio de los verdaderos poetas demostrarnos que los seres humanos tenemos muchas maneras de recocijarnos y de sufrir. Del mismo modo, toda alma atormentada se reconocerá en el tempestuoso final de la Appasionata, y no podrá oír los motivos iniciales sin recibir la orden imperiosa de volver a sí misma. Una obra como el inmortal Cuarteto XIV nos eleva sobre todas las miserias y todas las mezquindades de la vida y nos prepara para oír los consejos de la bondad, de la dulzura, de la meditación interior: consejos que precisó el mismo Beethoven y que dio a todos los hombres. Almas que sufrís, espíritus generosos: ¡Tomad a aquel hombre por vuestro compañero!"
Vida de
Beethoven, Edouard Herriot
"Cuando
tengáis el alma profundamente agitada, debéis oír a Beethoven. Él
serenará vuestra tempestad. Vuestro dolor, turbación, duda o
desconsuelo: vuestros sentimientos obscuros, confusos, sombríos...,
harán resaltar doblemente todos los tesoros de majestuosa pureza que
se encierran en la sobrehumana música de Beethoven..... Después, al
recordar que lo que acabáis de oír es la inspiración recibida por
uno de vuestros semejantes, olvidaréis todos los crímenes y errores
de la humanidad, aun aquellos de que hayáis sido víctimas directas;
vuestro corazón se henchirá de una piedad inmensa y os sentiréis
orgullosos de ser hombres».J. F. Carbonell, (Natura, revista
de Montevideo, Mayo de 1912)
"Enseñad
a vuestros hijos a cultivar la virtud. Ella, y no el dinero, es la
que da la verdadera dicha. Os hablo por experiencia, porque la virtud
es lo único que me ha dado alivio en mis miserias. El amor a la
virtud, como el amor a mi arte, me han salvado contra la tentación
de poner fin a mis días"-.
"Su
vida es el cimiento de donde surge la obra; su grandeza como hombre,
es el origen de su grandeza como artista. ¡Sublime modelo!. Porque
no vivió para él, sino para los demás hombres, y ésta renuncia de
sí mismo (...) fue el deber que se impuso y realizó. Su obra
colosal, inagotable para el análisis, produce el estupor del
infinito; animada de soplo divino, lleva en sí vida y juventud
inmarcesible; es la idea en su forma universal: háblanos de la
verdad eterna... La música de Beethoven no es motivo de estudio
exclusivamente para los técnicos; en ella encuentra el filósofo, el
pensador y el artista, inmenso campo de exploración, porque no es
músico de forma, sino de idea; nada huelga en ella; cada nota tiene
un significado, cada silencio una emoción".
Beethoven Teósofo, Mario Roso de Luna
Lucha, sufrimiento, alegría, voluntad, amor, pasión todo esto nos dejó Beethoven. En su vida sufrió la pobreza material, la enfermedad, el abandono, pero su voluntad vital y artística eran tan fuertes que legó a la Humanidad- en la que a pesar de todo él nunca dejó de creer- una de las obras musicales más bellas jamás creadas.
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