La unión de tres aspectos son necesarios para el nacimiento de la
integridad y el equilibrio. Por un lado la imagen con su poder
evocador, por otro lado la música, "el sonido"; y por otro
lado El genio creador de todos los seres humanos que participan en el
largometraje. Si el director logra que estos tres elementos se
combinen en armonía, la obra cinematográfica será una entidad
única e irrepetible. Stalker, rodada en 1979 por el director ruso
Andrei Tarkovski lo es.
En palabras de Tarkovski :
«Una crisis espiritual
es un intento de encontrarse a sí mismo, de adquirir una nueva fe.
Eso es de lo que trata Stalker. El héroe pasa por momentos de
desesperanza cuando flaquea su fe; pero cada vez renueva su sentido
de vocación para ayudar a la gente que ha perdido sus esperanzas e
ilusiones. En términos generales, es el tema de la dignidad humana;
de lo que es la dignidad y de cómo un hombre sufre si no tiene
respeto por si mismo… Aún cuando por fuera, el viaje parece
terminar en un fracaso, de hecho cada personaje adquiere algo de un
valor inestimable: La Fe».
Tres son los
personajes principales:
"el
stalker", que podría traducirse como guía, es un hombre de
mediana edad que acaba de salir de prisión -debido a inflingir las
normas de no adentrarse en "la zona"-, está casado y tiene
una hija "mutante". Se siente prisionero en un mundo
frívolo y hostil que no logra comprender. Su mujer y su hija son los
únicos vinculos que tiene con el mundo y, como no, "su misión"
de la cual es consciente y asume sus riesgos. ¿Hacía donde guía
el stalker? Hacia "la zona". ¿Qué es "la zona"?
Se dice que
"la zona" se originó a partir de la caída de un meteoro,
otros dícen que fue un experimento extraterrestre. Lo cierto es que
en ella hay un edificio y dentro una habitación que es el epicentro
del viaje. Algo ocurre en esa habitación. Se dice que todos los que
llegan hasta ella ven cumplidos sus deseos más recónditos. Llegar a
la habitación no es fácil, la zona ha de permitir el paso pues es
un organismo vivo, consciente y cambiante. Sin la guía de un stalker
no se puede entrar en la habitación ni volver al mundo cotidiano.
Al comienzo
la zona fue muy visitada por gentes de toda índole... desaparecieron
sin dejar rastro. El ejército decidió vallar la zona e impedir la
entrada bajo una fuerte vigilancia. Cualquier persona que intente
acceder a la zona será tiroteada, no se le perseguirá por que ni
siquiera los militares se atreven a entrar en ella. La Zona era un
poblado que fue desvastado por el acontecimiento inexplicable que
sucedió allí, en ella podemos apreciar las ruinas de un antiguo
pueblo con sus postes de luz derrumbados, esqueletos metálicos
oxidados de tanques de guerra, objetos de toda índole olvidados
destinados a la degradación lenta del paso del tiempo, todo objeto
antes humano lo recubre ahora una espesa masa forestal, el agua, la
niebla, la herrumbre... Es un sitio donde la naturaleza ha tomado su
dominio.
El stalker
siente hacia la Zona una reverencia profunda, en ella se siente
acogido, activo y útil, es su hogar donde conecta con lo que para él
es sagrado. El stalker ha encontrado en la Zona la fe. Él es un
guía, un stalker iniciado por un "maestro", del que más
tarde hablaremos. El stalker va a guiar hacia la Zona a dos personas,
el escritor y el profesor.
El escritor
está aburrido de la vida, es en cierta forma consciente del hastío
vital que va carmomiendo su espíritu. Bebe sin parar debido a ello.
No encuentra lo mágico ni la inspiración para su trabajo. "¿Cómo
puedo saber el nombre de lo que quiero?" Se plantea en la escena
del bar, poco antes de acceder a la Zona. Se plantea las
contradicciones aparentemente irreconciliables de la mente humana, el
choque de los deseos conscientes con los inconscientes, el anhelo
elevado y los instintos toscos. Por un lado busca en la Zona una
prueba de lo sagrado; pero en lo más profundo, el escritor se busca
a si mismo, busca la verdad. El estado del escritor es el caos y la
autodestrucción, asume el riesgo de la muerte al adentrarse a la
Zona, al igual que lo asume su compañero: el científico.
Avanzando
por la Zona, se ve al escritor intentar romper un arbusto, el stalker
presuroso lo detiene. "La zona exige que se la respete, de lo
contrario castiga". El escritor comete su primera imprudencia
temeraria, seguida instantáneamente por otra: llegar a la casa de la
habitación directamente en línea recta, desobedeciendo las
indicaciones del stalker. Acto seguido le vemos sacar de su bolsa la
petaca de alcohol, pero cuando va a beber el stalker se la quita y
vacía todo su contenido a la tierra. El escritor continúa
empecinado en avanzar solo hacia la casa, mientras va acercándose a
ella, un fuerte viento comienza a soplar, y una voz misteriosa le
indica que se dentenga.
"Que
se cumpla lo previsto, que ellos den crédito y se rían de sus
pasiones. Lo que ellos llaman pasiones realmente no es una energía
anímica, sino un roce entre el alma y el mundo exterior. Lo
principal es que crean en sí. Y estén desamparados como niños,
porque la debilidad es grande y la fuerza fútil..." sólo
la voz del stalker y la imagen de una charca o pozo de agua
convulsionada oscilando cual pasiones. Esta escena es esencial para
comprender el motivo principal que mueve al stalker : la comunión
espiritual que él mismo tiene con la Zona, con su intento de
comprender el alma humana.
En un
momento de descanso de los tres personajes, el escritor y el profesor
se debaten en un diálogo donde cada uno ataca las ideas del otro
desde su más profundas convicciones, el hombre de letras cuestiona
la ciencia por la que tan afanosamente trabaja el profesor, la
denomina una simple "prótesis", un amasijo de palabras
complicadas y objetos extraños ruidosos que nunca llegan a una
verdad profunda, el profesor ve en el escritor a un charlatán... La
filosofía que intenta llegar a una verdad a través del reflexionar,
cuestionar con el pensamiento, con las palabras o la escritura
enfrentada con el saber científico que todo necesita llevarlo a
examen empírico material para demostrar que algo puede ser verídico,
creíble... Dos ramas que parecen enfrentadas por los siglos,
irreconciliables pero ambas con algo común: el anhelo de encontrar
una verdad profunda. El escritor y el profesor son dos personas que
agonizan en una civilización asesina que engulle sin el menor pudor
los valores que hacen al humano humano. Por ello en la película no
hay nombres propios, pues lo dejaron atrás al internarse en la zona.
El stalker,
media en la aparente irreconciliable postura de ambos acompañantes:
"Ustedes
hablaban sobre el sentido que tiene nuestra Vida. Sobre el caracter
desinteresado del arte. Por ejemplo, la música. Ella tiene muy poca
relación con la realidad. Más bien, si tiene una relación, es
mecánica, sin sentido, como un ruido fatuo, sin relación alguna.
Así y todo ocurre un milagro: ¡La música penetra en el alma misma!
Ese ruido, transformado en armonía, provoca una resonancia en
nosotros. ¿Qué reacciona convirtiéndolo en un foco de sumo
deleite, nos une y nos conmueve? ¿Para qué hace falta eso? Y lo más
importante, ¿a quién? Ustedes responden: A nadie, para nada.
Desinteresado. No. Difícilmente. Pues al fin y al cabo, todo tiene
su sentido. Sentido y motivo".
Más tarde, los tres personajes se sumergen dentro de la estancia
donde se encuentra la misteriosa habitación, descienden a los
abismos, a los pasillos oscuros y húmedos, herrumbrosos, llenos de
peligros casi imprevisibles, todo está cambiando continuamente en la
Zona. El primero en pasarlo, por sorteo, es el escritor, quien
atraviesa el pasillo hasta llegar a una puerta- el segundo portal-
que intenta derribar con un arma que saca de su bolsillo. El stalker
se lo prohíbe. Una vez más, para cruzar a otro nivel debe dejar la
tercer lacra: esta vez el arma; la primera fue la destrucción
inconsciente, la segunda la bebida. Al abrir la puerta, que cede con
fácilidad, se encuentra con una habitación llena de agua donde debe
sumergirse casi por entero y atravesarla.
El escritor continúa con sus dudas -la dualidad-, estas cada vez son
más acuciantes, cree que la Zona es una invención "idiota",
las mismas dudas y desconfianza le llevan a plantearse su propia
vida, su profesión y el ambiente que donde ésta le incita a
moverse.
El stalker confiesa a sus dos acompañantes que pocos han sido los
que han sobrevivido al pasillo "el molino de carne", y que
ese hecho les revela como buenas personas. El escritor, es una vez
más atacado por la desconfianza, ahora hacia el stalker. En una
estancia suena el teléfono, misteriosamente preguntando por una
clínica, el profesor al ver que tiene línea, hace un aviso a la
comunidad científica para dar los datos geográficos y físicos de
dónde se encuentra la habitación. En este hecho se puede vislumbrar
algo privado de la vida del silencioso y callado profesor: un rencor
y ansias de venganza hacia un compañero suyo. Y es ya aquí cuando
demuestra su propósito del viaje: destruir la habitación con una
bomba construida por él mismo para tal fin. Su argumento es el
peligro de la existencia de un sitio semejante donde a saber qué
tipos de gentes acudan a él con deseos malos, destructivos... Un
verdadero peligro para la humanidad, el mundo que mientras exista,
según sus palabras, no podrá estar tranquilo ni conciliar el sueño.
"Ya que no va a dar felicidad a nadie, es mejor destruirlo...".
El stalker intenta arrebaterle la bomba, tiene un forcejeo con el
profesor, donde súbitamente también el escritor participa, en favor
del científico. Es aquí cuando el escritor vuelve sobre sus
obsesivas sospechas hacia su guía a quien califica de farsante que
haciéndose pasar por una especie de dios embriagado de poder por su
dominio sobre la vida de los otros guiándolos en la Zona. El hombre
de letras deduce que la habitación no cumple los deseos simples de
la gente, sino los más recónditos, los inconscientes. Es por ello
que "puercoespín", el antiguo maestro del actual stalker
se suicidó. Pidió en la habitación porque vuelva su hermano, pero
sólo obtuvo dinero y más dinero, se enriqueció tremendamente con
su misión de guía. El stalker se justifica de las acusaciones, en
un arrebato de nerviosismo y lágrimas, defendiendo lo auténtico de
su misión, el de guiar a la gente a "el único lugar a donde
pueden ir si la esperanza se muere..."
Pasado el momento de ofuscación, el stalker invita a quién quiere
ser el primero en entrar en el cuarto de los deseos. Les aconseja ya
una vez dentro, rememorar el pasado de sus vidas, ya que ello induce
a ser más benévolos, sencillos y humildes.
El escritor se niega y el stalker ve su orgullo pero también quizá
es que el escritor haya comprendido algo profundo en su interior y ya
no necesite entrar... El científico mientras tanto desarma la bomba,
no desea entrar a la habitación pero tampoco destruirla (¿porque
comprendió realmente? ¿porque sigue siendo escéptico y ve que sólo
son delirios fantasiosos lo de la habitación que cumple los deseos y
no merece la pena ser destruida?).
En la siguiente escena vemos a los tres personajes sentados frente a
la puerta de la habitación. La cámara los observa desde dentro de
ésta en un plano magistral.
"No entiendo nada, ¿qué sentido tiene venir aquí?" se
pregunta el escritor. Silencio de varios instantes. Se escucha un
trueno y comienza a llover dentro de la habitación. El misterio se
ha expresado y ha hecho su regalo.
El agua, está presente en toda la película, el agua como elemento
fluido, purificador. El agua para muchas tradiciones simboliza lo
femenino con sus connotaciones simbólicas de fluidez, movimiento,
unión, integración y concepción. Pareciera que en la película no
hay lugar para la mujer. Pero si observamos profundamente vemos como
el agua -principio femenino- está absolutamente presente en toda la
película. Desde el comienzo en la habitación de la familia del
stalker hasta el final donde los tres personajes, ya en la zona,
están completamente mojados... y como no, la lluvia dentro de la
misteriosa habitación.
Luego ya de regreso al sitio de la escena primera, vemos a los tres
personajes en el bar del comienzo. El stalker viene acompañado por
un perro negro, grande y hermoso, que habitaba en la zona y cual
guardián lo siguió durante todo el trayecto, incluso el de vuelta.
Se podría decir que una parte de la Zona se adhirió al stalker,
como guardián y protector, para los difíciles días que le esperan
al otro lado de la valla, en el mundo cotidiano. Y falta le va a
hacer a nuestro protagonista, porque desde el regreso, muestra claros
signos de cansancio y una pérdida de fe en su misión después de la
experiencia con el escritor y el profesor.
"Tienen el órgano de la fe atrofiado por no usarlo. Tienen
la mirada vacía. Nadie cree, ¡nadie! No llevaré a nadie más..."
le confiesa a su mujer un cansado y vencido stalker.
¿Pero realmente es tan así como dice él? ¿Verdaderamente
siguieron en el mismo estado tal cual empezaron el científico y el
escritor? ¿No operó realmente un cambio en ellos? ¿Acaso la Zona,
no les dejó pasar?, el stalker aseguró, que pocos sobrevivían en
ella y ellos sí han sido aceptados ¿Qué nos expresan sus caras en
la escena final del bar cuando el stalker se marcha con su mujer e
hija? ¿Podemos dilucidar el cambio en ellos? El director no nos lo
deja claro, yo creo que para que cada uno pueda indagar en ese
aspecto porque al fin y al cabo la búsqueda de los dos personajes
nos compete a todos como seres humanos.
Dejando las palabras del stalker, vemos en una habitación a su
pequeña hija leyendo un libro, un poema... mientras semillas
voladoras o polen inundan toda la estancia. La niña no deja entrever
en su parca expresión sus sentimientos, parece estar más allá de
esos dilemas, pero nos demuestra poseer facultades extraordinarias.
Con su poder mueve los vasos de la mesa con sólo mirarlos, mientras
la película se despide con la Novena Sinfonía de Beethoven... La
llamada Oda a la Alegría. El milagro ha operado una vez más. El
milagro quizá no sea tan ajeno al humano, sino que también vive
dentro de él, lo mágico e inesperado, lo que trasciende siempre a
los embrollos mentales. Una manifestacón fuerte y libre que no
conoce fronteras, que puede habitar en lo aparentemente más débil.
El stalker lo vislumbró a través de sus reflexiones en la Zona
cuando nombra una frase del Tao te Ching "la flexibilidad y la
debilidad expresan la lozanía de la existencia. Por eso lo que se ha
endurecido no vence..." Quizá él intenta llegar a comprender
el profundo misterio a través de la reflexión y el corazón, de los
sentimientos... Su hija posee el conocimiento como un don innato que
no necesita ser demostrado ni menos aun contrastado. Lo sabe sin
saber.
CONCLUSIÓN
Stalker es una película que requiere de una atención especial, no
tanto intelectual sino intuitiva. Hay que acercarse con la mente lo
más abierta posible. Tarkovski nunca catalogó sus películas dentro
del género de ciencia ficción pues van mucho más allá de la
clasificación. La forma de jugar con el tiempo y el espacio es
diferente a lo que se está acostumbrado en el cine.
Stalker se encuentra cargada de símbolos y cada persona experimenta
la película de forma distinta, incluso con el tiempo al volverla a
visionar uno ahonda más y encuentra sublimes retazos de belleza y
sabiduría que se encuentran escondidos dentro de la película de
Tarkovski.
Esta vez, al volver a visionar Stalker, en el final capté e
interpreté tres hermosos símbolos. El pólen como semilla de la
vida golpeando en el rostro de la hija del stalker mientras se
escuchaba de fondo la oda a la alegría de la novena sinfonía de
Beethoveen y el sol inundando la estancia. Un sol purificador y
anunciador de lo nuevo, del renacimiento de una nueva humanidad.
Hay dos mundos diferenciados en stalker: el mundo de la ciudad "de
los hombres" caótico y tedioso donde la angustia es tan patente
como lo es la falta de vegetación y de sol. Esto lo simboliza
Tarkovski con ese tono sepia tan caracteríctico. El mundo de los
hombres es ruidoso, emocionalmente desequilibrado, es un mundo frío
falto de fé.
El otro mundo es el mundo de "la zona". Un mundo en el que
el silencio y el verde son notorios. Cuando llegan a la zona cambia
la tonalidad de la película. Inunda la pantalla el sol, el verde de
la vegetación y la alegría del stalker. En la zona, lo sagrado es
patente, se palpa.
Al regresar de la Zona los tres protagonistas se ven de nuevo
inmersos en la tonalidad sepia de herrumbre. "De vuelta a la
cárcel" parece que nos quisiera decir Tarkovski. Pero ¡Ojo! a
la escena final. Después de la declaración de la mortificada esposa
del stalker dentro de una habitación donde reina la angustia y la
ansiedad, Tarkovski nos muestra a la hija del stalker -la hija que
llaman mutante- en una habitación inundada de sol -vuelve de nuevo
el color-, también escuchamos cantos de pájaros y al perro. Algo de
extraordinaria belleza es el pólen que se mueve libremente dentro de
la estancia resplandeciente, donde la niña lee un libro con un
rostro que no es para nada el de una niña corriente. A continuación
declama una poesía. Se recuesta sobre la mesa y mueve con su mente
-o con otra fuerza desconocida- los vasos que están encima de la
mesa, entonces el perro llora asustado ¿No lloran acaso los perros
cuando sienten energías extrañas?. De repente suena de fondo la
novena sinfonía del gran filántropo Beethoven. El simbolismo de la
letra y música de la oda a la alegría es más que justificado.
Letra escrita por Schiller que nos habla del renacimiento de una
humanidad nueva que ha integrado los errores del pasado y los ha
transcendido. Nos habla de un amor entre hermanos, de un amor sobrio
y profundo. De un amor real.
¡Qué final nos brindó Tarkovski! ¡Cuánta esperanza y cuanta
verdad!
Que cada uno busque la Zona en lo mas profundo de su corazón.
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