sábado, 2 de marzo de 2019

I Ching, el Libro de las Mutaciones




Debemos a Richard Wilhem el haber transmitido a Occidente este gran legado del pensamiento y cosmovisión china: el I Ching o Libro de las Mutaciones, publicado en 1960 en Alemania y en 1976-1977 en Argentina y España.
Conocido como un oráculo y libro sapiencial la esencia del I Ching está llena de misterio y su sabiduría es como una fuente cuyas aguas nunca dejan de manar.
Muchas publicaciones y ediciones se pueden encontrar del I Ching pero sin dudar recomendamos la edición que escribió el propio Richard Wilhem y sobre todo la versión completa. Nos referimos a la publicada por la editorial Edhasa. 



Richard Wilhem fue a China como pastor misionero evangelista y allí pasó la mitad de su vida en arduas tareas humanitarias, asimilándose profundamente a la cultura china. Con la ayuda de su maestro chino Lao Nai Süan conoció las maravillas del Libro de las Mutaciones que como hechizado atravesó bajo su experta conducción. Surgía la traducción luego de detenidas discusiones del texto. Del alemán se retraduciría al chino y tan sólo una vez lograda una presentación del sentido del texto cabal y exenta de inexactitudes, la traducción se tenía por válida como tal.

El I Ching -El Libro de las Mutaciones- es indiscutiblemente uno de los libros más importantes de la literatura universal. Sus comienzos se remontan a la antigüedad mítica. Casi todo lo que a lo largo de la historia china, que abarca más de 3.000 años, ha surgido en materia de grandes e importantes pensamientos aparece, en parte, suscitado por este libro y en parte también ha ejercido retroactivamente influencia sobre la exégesis del libro; de modo que en el I Ching se asienta la más madura sapiencia recogida durante milenios. De ahí que ambas ramas de la filosofía china, el confucianismo y el taoísmo, tengan allí sus raíces comunes.

Los 64 hexagramas se componen cada uno de seis trazos positivos o negativos. Estos trazos se conciben como susceptibles de mutación.
El rey Wen, que vivió alrededor del año 1000 antes de J.C. Y su hijo, el duque Chou dotaron de claros consejos para una correcta actuación de los signos y trazos, hasta entonces mudos, por los cuales había que aceptar el porvenir de caso en caso, en forma divinatoria. Gracias a este hecho el hombre se convirtió en coautor del destino; pues sus acciones ya intervenían como factores decisivos en el acontecer universal. El I Ching llegó a ser un libro de predicciones de especie muy singular. Sus signos y trazos reproducían en sus movimientos y mutaciones, misteriosamente, los movimientos del macrocosmo.

Sin embargo, se ha vuelto mucho más importante ese otro empleo del Libro de las Mutaciones que es su uso como libro sapiencial. Lao Tse se encontró con este libro, y le inspiró alguno de los aforismos más profundos. Kung Tse vio el Libro de las Mutaciones y se dedicó a meditar sobre el mismo. Escribió explicaciones concernientes a su texto y transmitió otras a sus discípulos, en enseñanza oral. 

 

En la literatura china se indican cuatro santos como autores de Libro de las Mutaciones: Fu Hi, el rey Wen, el duque de Chou y Kung Tse (Confucio)
Fu Hi es una figura mítica. Es el representante de la edad de la caza, la pesca y la invención de la cocina. Si se lo designa como inventor de los grafismos que son los signos del Libro de las Mutaciones, esto significa que se atribuye a tales signos una antigüedad tan elevada que rebasa la memoria histórica.

 
Carl Gustav Jung, destacado médico psiquiatra y psicólogo además de dedicarse en profundidad al estudio de diversas ramas de Humanidades, abordó el I Ching consultando al propio libro sobre la aceptación que iba a tener en Occidente, la respuesta del libro  le satisfizo notablemente. Sobre el Libro de las Mutaciones opinó Jung : “El I Ching no se ofrece acompañado de pruebas y resultados.; no alardea ni es fácil de abordar. Como si fuera una parte de la naturaleza, espera hasta que se le descubra. No ofrece hechos ni poder, pero para los amantes del autoconocimiento y de la sabiduría es un libro indicado. Para alguno su espíritu aparecerá tan claro como el día; para otro, umbrío como el crepúsculo; para un tercero, oscuro como la noche. Dejémoslo salir al mundo para beneficio de quienes sean capaces de discernir su significación”.

 “Al penetrar con el pensamiento el orden del mundo externo hasta el fin, y la ley de su propia interioridad hasta el núcleo más profundo, arribaron a la comprensión del destino”



A continuación compartimos una serie de textos extraídos del Gran tratado o Ta chuan que se encuentra en la versión integra de Wilhem.





Se le atribuye a Kung Tse (Confucio) “El gran tratado o Tuan Chuan” , aunque no han sido redactados y escritos por el propio Kung Tse, puesto que en ellos se citan con frecuencia sentencias supuestamente pronunciadas por él. Se trata de un acervo tradicional de la escuela confuciana.
El objetivo original de los signos del libro de las Mutaciones lo constituía la indagación del destino. Los mediadores para la expresión de la inteligencia sobrehumana eran, desde antiguo, tres: los hombres, los animales y las plantas. El lenguaje establecido para la comunicación con las inteligencias sobrehumanas se basa en el número y su simbología.
Los principios fundamentales del universo son el Cielo y la Tierra, el espíritu y la materia. La Tierra es lo derivado; por eso se le adscribe el número dos. El Cielo es la unidad última que empero, comprende a la Tierra dentro de sí, por eso se le adjudica el número tres. Conforme a esta concepción, se continuó luego adjudicando los números impares al mundo celeste, y los números pares al mundo terrenal.
Los signos que se componen de seis trazos constituyen imágenes representativas de estados o situaciones universales reales, con sus combinaciones entre la fuerza luminosa, celestial y la oscura, terrena. Mas dentro de estos signos se da la posibilidad de modificación y transformación de los trazos individuales, de tal modo que cada uno de los símbolos se transforma en otros. 


"El movimiento del cielo es vigoroso
Así el noble se hace fuerte e infatigable".
I Ching


A parte de la finalidad del oráculo, el Libro de las Mutaciones facilita también la comprensión intuitiva de las circunstancias del mundo y la penetración de la naturaleza y del espíritu hasta sus últimas profundidades.

El Libro de las Mutaciones está en consonancia con el sentido y la vida del mundo (ley natural= Tao y ley moral=Te) Por esta razón se halla en condiciones de establecer las reglas de lo recto para cada cual.




Ch´ien el Cielo y K´un la Tierra, determinan el eje de orientación norte-sur. Luego viene la relación Ken, montaña y Tui, lago. Ellos mantienen la unión de sus fuerzas, el viento sopla desde la montaña hacia el lago y las nubes y brumas ascienden desde el lago hacia la montaña. Chen el trueno y Sun, el viento, se refuerzan mutuamente al surgir. Li, el fuego, y K´an el agua, en el mundo de los fenómenos manifiestan un antagonismo irreconciliable. Pero en las relaciones premundanas sus efectos no se perturban mutuamente, sino que se sostienen en recíproco equilibrio.
El trueno obra el movimiento, el Viento obra la disolución, la Lluvia el humedecimiento, el Sol obra el calentamiento, el Aquietamiento obra la detención, lo Sereno obra el regocijo; lo Creativo obra el dominio, lo Receptivo obra la conservación.

Tales fuerzas ejercen sus efectos en antinomias apareadas. El trueno, la fuerza eléctrica, despierta las simientes del año viejo. Su elemento complementario, el viento, disuelve la rigidez del hielo invernal. La lluvia humedece las semillas de modo que puedan germinar; su contraparte, el Sol, provee para ello el necesario calor. Ahora entran en juego las fuerzas de curso retrógrado. El Aquietamiento frena una nueva expansión; comienza la ubicación de la siembra. Su contraparte, lo Sereno, motiva las alegrías de la cosecha. Luego llegan como conclusión las fuerzas directivas: lo Creativo que representa la gran ley de la existencia y lo Receptivo que muestra la conservación, el dar albergue en el regazo materno, al cual todo vuelve luego de haber concluido el curso cíclico de la vida.

 

 
Todos los seres surgen y se manifiestan en el signo de lo Suscitativo que se ubica en el este. Llega a su plenitud en el signo de lo Suave, ubicado en el Sudoeste. Plenitud significa que todos los seres devienen puros y plenos.
Lo Adherente es la claridad en medio de la cual todos los seres se perciben mutuamente con la mirada. El el signo del Sur. Lo Receptivo significa la Tierra. Ella cuida de que todos los seres sean alimentados.
Lo Sereno es el pleno otoño que alegra a todos los seres.
El combate es el signo de lo Creativo, es el signo del Noroeste.
Lo Abismal significa el agua. Es el signo del norte exacto, es el signo de los afanes, hacia el que todos los seres se sienten atraídos.
El Aquietamiento es el signo del noreste donde se consuma el comienzo y el fin de todos los seres. En el profundo ocultamiento de la quietud en lo interior del grado de semilla, se anuda el fin de todas las cosas con un nuevo comienzo. De este modo queda cerrado el ciclo. 

 


 
El Espíritu mora misteriosamente en todos los seres y actúa a través de ellos. Entre todo lo que mueve las cosas no hay nada más veloz que el trueno. Entre todo lo que inclina a las cosas no hay nada más veloz que el viento. Entre todo lo que calienta las cosas no hay nada más secador que el fuego. Entre todo lo que alegra a las cosas no hay nada más regocijante que el lago. Entre todo lo que humedece a las cosas no hay nada más húmedo que el agua. Entre todo lo que finaliza y da comienzo a las cosas no hay nada más magnificente que el Aquietamiento.
Por eso: Agua y Fuego se complementan recíprocamente, Trueno y Viento no se perturban recíprocamente, Montaña y Lago ejercen una conjunta acción de fuerzas: únicamente así es posible la modificación y la transformación y pueden llegar a consumarse todas las cosas.

 
Cuando se conocen las leyes de la mudanza, del cambio, éste puede calcularse con anticipación. Son estas leyes inmutables conforme a las cuales tienen lugar las mutaciones. El Libro de las Mutaciones cumple precisamente la finalidad de dar expresión a estas leyes, representadas en las leyes del cambio que se produce dentro de los diferentes hexagramas.
Por eso los ocho signos van relevando unos a otros al suplantarse recíprocamente lo firme y blando.

 


 
Las cosas son suscitadas por el trueno y el rayo, son fertilizadas por el viento y la lluvia; al seguir el sol y la luna su curso cíclico, se produce ya el frío, ya el calor.

Se le llama modificación a la transmutación de una línea blanda en una línea firme. Esto señala progreso. Se le llama transformación de un trazo firme en uno blando. Esto indica retroceso. Los trazos firmes son representaciones de la luz, los trazos blandos de la oscuridad.


La modificación y la transformación son las reproducciones de progreso y retroceso. Lo firme y lo blando son las reproducciones de día y noche. Los movimientos de las tres líneas contienen los caminos de las tres potencias originarias.
Por eso es el orden de las Mutaciones aquello a lo cual el noble se entrega y por lo cual logra sosiego. Son las Sentencias sobre las diferentes líneas las que regocijan al noble y sobre las cuales medita.

De este modo, al tornarse el hombre parecido al Cielo y a la Tierra, no entra en contradicción con ellos. Su sabiduría abarca todas las cosas y su sentido (Tao) ordena el mundo entero. Por eso no comete ninguna falta. Obra por doquier, pero en ninguna caso se arrebata, se apasiona. Disfruta del Cielo y conoce el destino. De ahí que esté libre de preocupaciones . Está contento con su situación y es auténtico en su benevolencia. Por eso es capaz de ejercer el amor.

Aquello que hace surgir una vez lo oscuro y una vez lo luminoso, es el sentido (Tao). El generoso lo descubre y lo llama bondadoso. El sabio lo descubre y lo llama sabio. El pueblo lo emplea día tras día y nada sabe de él. Se revela como benignidad, mas esconde sus efectos. Vivifica todas las cosas, mas no participa de las preocupaciones del sabio santo. Su modo soberano, su gran campo de acción es lo más elevado que existe.

 

No existe nada que no sea posesión del Sentido, pues él es omnipresente; todo lo que es, tiene su ser dentro de él. Gracias a su eterno modo de ser lo renueva todo constantemente.
Lo oscuro engendra lo claro y lo claro engendra lo oscuro en incesante cambio; pero aquello que engendra este cambio al cual todo lo que vive debe su existencia, es el Sentido y su ley de mutación. Las dos fuerzas fundamentales sirven para explicar la totalidad de los fenómenos del mundo. Pero guarda un saldo que no puede ser explicado por este juego antagónico: un último ¿por qué? Esta última profundidad del Sentido, lo divino, lo inescrutable, aquello que debe honrarse en él con callada devoción.


I Ching, el código binario y el ADN 

 “Es sin duda curiosa la coincidencia, tanto ideológica como formal, entre este arcaico sistema de predicción y los métodos modernos de informática con aplicación cibernética. Ambos sistemas obedecen a una programación para obtener respuestas a preguntas concretas y en el procesamiento destinado a la elaboración tanto del dictum oracular como de la decisión del ordenador, se sirven de un mismo orden aritmético: el sistema binario".


 

De la página: I Ching Dao 
Una vez expuestas la composición y estructura del ADN y del I Ching, resulta mas sencillo comprender las homologías entre ambos sistemas, que se resumen en la siguiente tabla.
Tabla 1. Lista de homologías básicas entre el ADN y el I Ching. |ADN|I Ching| |El ADN contiene la información necesaria para explicar la dinámica del funcionamiento (metabolismo) celular.|El I Ching contiene la información necesaria para explicar la dinámica de la consciencia.| |Basado en dos hebras, sentido (positiva) y antisentido (negativa).|Basado en dos líneas, yang (positiva) y yin (negativa).| |Se compone de dos tipos de compuestos químicos que a su vez se dividen en dos subcompuestos danto lugar a los 4 componentes básicos (nucleótidos) del ADN: A/G y T/C.|Se compone de dos tipos de líneas, yin y yang, que a su vez pueden ser estables o móviles, lo que da lugar a cuatro posibilidades: yang-estable/yang-móvil y yin-estable/yin-móvil.| |A, G, C y T se unen en grupos de tres para formar codones (o tripletes), que contienen la información necesaria para la síntesis de proteínas.|Las cuatro líneas posibles se unen en grupos de tres para formar trigramas o actitudes.| |Los nucleótidos de una hebra se unen con los de la hebra complementaria mediante dos o tres enlaces químicos, de manera que un determinado triplete contiene 6, 7, 8 o 9 enlaces.|Los números rituales para los cuatro tipos de líneas del I Ching son: 6 para yin cambiante, 7 para yang-estable, 8 para yin-estable y 9 para yang-cambiante.| |Existen 64 combinaciones de tres nucleótidos (codones). Existen 64 hexagramas.

 
 
 
Las Mutaciones son un libro
del cual no debe uno mantenerse apartado.
Su Sentido es siempre cambiante;
modificación, movimiento sin descanso
que fluyendo atraviesa los seis lugares vacíos,
ascienden y caen sin detenerse,
las firmes y las blandas se transmutan.
No se las puede encerrar en una regla;
es pura modificación lo que aquí actúa.

Ellas salen y entran conforme a medidas fijas.
Ya se encuentren afuera o adentro, enseñan cautela.
También señalan la preocupación y la pena y sus causas
Aun sino tienes un maestro, acércate a ellas como a tus padres.

Primero recoge las palabras,
medita sobre qué significan;
aparecerán entonces las reglas fijas.
Mas si no eres el hombre adecuado,
no se te manifestará su sentido.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario