

Contemplar este presente, para vislumbrar y entusiasmarnos con aquello que siempre queda, que permanece, porque conmueve, porque siempre aporta luz. La contemplación es un arte, el arte de saber observar con paciencia, discernimiento, comprensión, nos ubica en cada instante , nos centra. La contemplación nos demanda parar. No es un reposar ocioso, es un reposar responsable. Salirse del ruido mundano por un tiempo, para volver renovado, purificado. La Naturaleza, la música nos guía. Que así sea.
lunes, 28 de diciembre de 2015
lunes, 21 de diciembre de 2015
Un libro mágico: Momo de Michael Ende
Momo, o la extraña historia
de los ladrones del tiempo y de la niña que devolvió el tiempo a los hombres.
Michael Ende.
Decía el maestro Borges
que los libros son los que buscan al lector. Los libros con magia tienen ese
poder. Así conocimos nosotros a Momo: en las bibliotecas suelen ofrecer libros
de expurgo, es decir, libros que están muy usados o ediciones viejas, las
suelen dejar en el mostrador para que la gente pueda llevárselos. Nos llamó la
atención un libro con tapa dura, de fondo negro y sin letras impresas, entonces
una fuerza nos imantó hacia el. Al abrirlo el dibujo de la portada -dibujos del
mismo autor- y el subtitulo de "los ladrones del tiempo" ya nos hizo
sentir que sería un libro fascinante, de esos libros que nunca olvidas y que
sin duda alguna siempre vuelves a releer.
No conocíamos al autor,
nos enteramos que era el mismo escritor de la obra "La historia
interminable" más conocida por la película de cine del mismo título.
Gracias al libro de Momo conocimos también el mágico libro -que absolutamente
nada tiene que ver con la película- por lo cual recomendamos leer la novela de
"La historia interminable" de Michael Ende. Curiosamente el escritor
alemán en un vídeo critica la versión cinematográfica que se hizo de su obra.
Ciertamente al leer "la historia interminable" nos dimos cuenta de la
profundidad y sabiduría que encerraba y que en la película no hay ni atisbo de
ello.
![]() |
director : Enzo D'Alò (2001) |
![]() |
director Johannes Schaaf |
Tiempo más tarde
conocimos- esta vez sí - dos excelentes películas basadas en la obra de Momo,
una de ellas de animación italiana y otra un poco más antigua, alemana. Aquí os
dejamos los enlaces, ambas películas siguen fielmente la historia original e
incluso en la película alemana participa en los minutos iniciales Michael Ende.
Aquí la película completa:
Momo es un libro que
fácilmente lo podréis conseguir en bibliotecas, suele estar catalogado como
novela juvenil. No obstante dejamos un enlace del libro en pdf:
En conclusión, Momo es un
libro que recomendamos sobre todo en estos tiempos de tanto estrés y
materialismo, donde el tiempo de la gente se mide en lo que produce y puede
acumular, donde no hay tiempo para las actividades creativas ni para el deleite
sano. El ser humano viviendo de esta
manera va quebrándose lentamente,
aislándose o como bien dice uno de los personajes de la novela, el llamado
Maestro Hora:
"Todavía puedo
hacerles llegar a los hombres su tiempo
no contaminado. Pero cuando la campana de humo
se haya cerrado en nuestro alrededor y encima de nosotros , en cada hora
que yo envíe se mezclará un poco del tiempo muerto, fantasmal de los hombres
grises. Y cuando los hombres lo reciban enfermarán de ello, enfermaran de
muerte. Al principio apenas se nota. Un día, ya no se tienen ganas de hacer
nada. Nada le interesa a uno, se aburre. Y esa desgana no desaparece, sino que
aumenta lentamente. Se hace peor de día en día, de semana en semana. Uno se
siente cada vez más descontento, más vacío, más insatisfecho con uno mismo y
con el mundo. Después desaparece incluso ese sentimiento y ya no se siente nada.
Uno se vuelve totalmente indiferente y gris, todo el mundo parece extraño y ya
no importa nada.(...) Se olvida de reír y de llorar. Entonces se ha hecho el
frío dentro de uno y ya no se puede querer a nadie. Cuando se ha
llegado a este punto la enfermedad es incurable. Ya no hay retorno. Se corre de
un lado a otro con la cara vacía, gris, y se ha hecho uno igual que los propios
hombres grises. Se es uno de ellos. Esta enfermedad se llama aburrimiento
mortal".
¿Acaso no estamos
viviendo algo parecido a lo que dice el Maestro Hora? Aburrimiento mortal,
ciudades cada vez más grandes, donde nadie conoce a nadie, falta de tiempo para
lo que se considera "improductivo", falta de creatividad, de
entusiasmo, cada vez más alejados del contacto sincero con nuestros
semejantes, por falta de tiempo las relaciones son esporádicas, las
conversaciones banales, el entretenimiento vacío e insano. Jamás un teléfono
móvil "smartphone" ni un ordenador podrán suplantar las
potencialidades que por natura nos es dada a los seres humanos. Para vivir bien
necesitamos desarrollarnos, crear, sentir, experimentar la curiosidad y el
asombro, la reverencia. Sin todas estas cosas, el humano se vuelve gris y
marchito.
"Cada hombre posee
un templo dorado del tiempo porque tiene corazón"
Y todo el tiempo que no
se vive en el corazón es tiempo perdido..., nos recuerda el Maestro Hora. Misterioso
personaje el del Maestro Hora, él es el Tiempo: Es la Vida y la Muerte. Eternamente unidos, en armonía. En su
inmensa sabiduría nos recuerda y nos invita a volver al origen, a la sabia
inocencia, recuperar Nuestro Tiempo para que no se contamine y se marchite
definitivamente. Pues el tiempo es lo único que poseemos realmente. El don que
se nos ha regalado: la vida compuesta del tiempo de las hermosas flores horarias.
viernes, 18 de diciembre de 2015
miércoles, 16 de diciembre de 2015
Sabiduría Ancestral, a través del mito del Héroe...
Fotos que tomé cuando visité el Museo Arqueológico de Madrid. Son obras de arte poderosas y sagradas que aun conservan su sabiduría ancestral. Sólo si sabemos conectar verdaderamente con ellas quizá nos revelen algunos de sus secretos...
"Los lugares sagrados son aquellos lugares donde un día el héroe supo de la existencia de la inmortalidad. (...) Un sentido de trascendencia, felicidad y armonía porque uno sabe lo que es su propia batalla".
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El mundo en el oído. El nacimiento de la música en la cultura. Ramón Andrés.
Un buen libro se debe de leer en un ambiente grato. |
"¿Qué es la música?, y sobre todo, ¿qué lugar ocupa entre nosotros?" Con estas preguntas el autor de este extraordinario libro nos sumerge en los orígenes más remotos, desde el período más antiguo del que se tiene constancia del origen de la música en la civilización humana: las cavernas, con sus flautas de hueso y raspadores de piedras, viajando por Mesopotamia, Egipto, Grecia, los chamanes de las culturas nativas, ahondando también en las opiniones al respecto de sabios antiguos, místicos, científicos de todas las ramas y épocas. Después de leer esta obra, cuesta pensar que en la actualidad la música se haya convertido en un mero divertimento que promueve los (anti) valores del sistema materialista imperante hoy en día, que la música haya perdido su origen esencial- sagrado y sanador- y se haya convertido, como bien decía el maestro Bach, en una "cacofonía diabólica". Estudiemos el origen para analizar el presente, reconducirnos y recuperar la raíz y poder así, seguir ascendiendo por las ramas de la Armonía.
Krisna, Estatuilla de madera, Cochin, India. |
Aquí os dejamos con algunas
de las frases de esta esencial obra para todos los amantes de la
música, con algunas ilustraciones del libro:
"El oído- el sentido
enteramente desarrollado en el nacimiento y también el que más
datos ha facilitado sobre la vida intrauterina- se considera un
elemento sensorial determinante en la formación de la conciencia
(...) Oír, escuchar, es presentir, y presentir conduce a pensar".
Apsara o tañedora celeste
|
"(...) Pues es sabido
que en el Cielo nada ocurre de manera fortuita y desordenada, puesto
que allí todo procede de las leyes divinas y de un plan establecido,
unas leyes que imprimen de números el alma y la tejen de
proporciones perfectas para que todo fluya consonante y
armónicamente".
Dibujo de “El hechicero” “Cueva de Trois-Frères”,
Ariège.
|
"Pues la armonía,
cuyos movimientos son de la misma especie que las revoluciones
regulares de nuestra alma, (...) Las Musas nos la han dado como un
aliado de nuestra alma, ya que ella intenta llevar al orden y al
unísono sus movimientos periódicos, que en nosotros se han
desafinado".
Tañedora de esraj, miniatura hindú (detalle) |
"El místico medieval
Johannes Tauler expresó que la música se halla precisamente en las
invisibles cuerdas que tensa la eternidad".
Queridos instrumentos |
"Algunos filósofos
llamaron hýle, madera, al material sobre el que creían se
sustentaba el Universo: la madera resuena, propaga es un elemento
primario que pone en conexión, mediante las ondas sonoras, los más
equidistantes puntos".
"La blanda calma y la
noche se cumplen como notas de una dulce armonía. (...) Mira cómo
el firmamento de esta bóveda está ricamente adornado de patenas de
nítido oro, y hasta en la más diminuta esfera que contemples hay
un ángel que canta en su movimiento y forma un coro con los
querubines de ojos niños. Tal armonía se encuentra en las almas
inmortales, y no podemos oírla mientras nos ciña esta humana
vestimenta de lodo y podredumbre” El mercader de Venecia. W.
Shakespeare.
Para conseguir el libro click aquí
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Ramón Andrés
lunes, 14 de diciembre de 2015
Orfeo y las Cuerdas del Orden Inalterable
Un pequeño escrito propio, con la eterna música de la Flauta Mágica de Mozart.
viernes, 11 de diciembre de 2015
El buscador de sueños, un libro que recomiendo...
jueves, 10 de diciembre de 2015
El Lobo estepario y Mozart
"Yo me imagino que nosotros, los hombres todos, los de mayores
exigencias , nosotros los de los anhelos, los de la dimensión de más no
podríamos vivir en absoluto si para respirar, además del aire de este mundo, no
hubiese también otro aire, si además del tiempo no existiese también la
eternidad, y ésta es el reino de lo puro. A él pertenecen la música de Mozart y
las poesías de los grandes poetas..."
El lobo estepario, Hermann Hesse.
miércoles, 9 de diciembre de 2015
"La guitarra", otro hermoso poema de Atahualpa
La guitarra
Esbelta y silenciosa, en un rincón del cuarto,
te contemplo, guitarra. Casi ajena a este mundo.
¡Qué pobre es mi pobreza, y cuánto tengo!
El siempre amado desorden de unos libros.
Una daga oxidada, y un par de espuelas.
Claro, mi padre me bendice cada día.
Y allá, tras la ventana
la enorme ciudad gris que nunca conocemos.
Te veo como recién llegada de muy lejos.
De otras edades, de otro color del mundo.
Dime, guitarra
¿conocí alguna vez tu propio canto,
tu profunda, secreta melodía?
O simplemente, buena, sabedora de todo,
dejaste que los hombres elevaran su voz
diciendo cosas y asuntos imposibles
junto a ti
tan ausente como un adiós sin lágrimas.
Guitarra, abuela cósmica,
quién podría decirte una palabra nueva,
para ser escuchada.
Hace ya muchos siglos pasó tu adolescencia.
Tu primavera loca, con segadores
cuyo canto encendía estrellas, una a una.
Y ese otoño de amor con vidalitas.
Y el invierno en la sierra, solo, solo como el vuelo de un cóndor.
Quién podrá nunca contarte sus adioses
a ti, que eres adiós, rama fugada.
¿Sabrán los pueblos que para estar con ellos
huiste de los brazos de los dioses... ?
Te contemplo, guitarra, y sé que entiendes
el minuto en que nosotros nos morimos cada día.
Si yo tuviera que decir amor, o paz, o adiós, o espérame,
ya no podría decirlo junto a ti. Ya no podría...
Tan alto es tu universo. Tan pequeña es mi casa...
Atahualpa Yupanqui
Homenaje a Don Atahualpa
TIEMPO DEL HOMBRE
La partícula cósmica que navega en mi sangre
es un mundo infinito de fuerzas siderales.
Vino a mí tras un largo camino de milenios
cuando, tal vez, fui arena para los pies del aire.
Luego fui la madera. Raíz desesperada.
Hundida en el silencio de un desierto sin agua.
Después fui caracol quién sabe dónde.
Y los mares me dieron su primera palabra.
Después la forma humana desplegó sobre el mundo
la universal bandera del músculo y la lágrima.
Y creció la blasfemia sobre la vieja tierra.
Y el azafrán, y el tilo, la copla y la plegaria.
Entonces vine a América para nacer en Hombre.
Y en mi junté la pampa, la selva y la montaña.
Si un abuelo llanero galopó hasta mi cuna,
otro me dijo historias en su flauta de caña.
Yo no estudio las cosas ni pretendo entenderlas.
Las reconozco, es cierto, pues antes viví en ellas.
Converso con las hojas en medio de los montes
y me dan sus mensajes las raíces secretas.
Y así voy por el mundo, sin edad ni destino.
Al amparo de un Cosmos que camina conmigo.
Amo la luz, y el río, y el silencio, y la estrella.
Y florezco en guitarras porque fui la madera.
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