Un músico para la Humanidad, Beethoven
Adentrarse a intentar comprender la música, para que ésta no sea sólo un pasatiempo de deleite estético y nada más, es una experiencia enriquecedora ya que muchos compositores pusieron y ponen su estímulo vital y espiritual en dejarnos una obra que trascendiera lo puramente musical estético y que se convierta en una guía para la vida, un manantial donde poder reencontrar el rumbo, el sentido. Buscando
una biografía sobre Beethoven que fuera fidedigna y bien escrita,
conocimos la obra biográfica del matrimonio Jean y Brigitte Massin.
Una obra muy bien narrada y de lectura amena que me ha gustado mucho.
Es importante conocer la vida del ser humano que hay detrás de la
obra musical. Si nos informamos de forma más fácil y rápida a
través de el cine podemos caer muchas veces en que la película en cuestión nos dará
una imagen distorsionada del personaje histórico propagando el
tópico del genio loco, del genio de gran inteligencia pero de juicio
trastornado, dado a diversos vicios, etc.... A veces dando una imagen
muy superficial y sensacionalista, el cine necesita entretener, como
es lógico. Pero la realidad es más compleja y profunda. Conocer al
genio como ser humano, con sus luchas, sus sufrimientos, su voluntad,
sus creencias nos acerca más a su obra. Nos hace comprender mejor su
mensaje. Nunca conoceremos del todo su personalidad aunque toda la
correspondencia escrita, testimonios de amigos y conocidos, etc.
ayude, tampoco hace falta eso, con comprender el Alma y la finalidad
de la obra será suficiente. Es por ello que quiero compartir con
vosotros algunos fragmentos que me han gustado de los autores de la
biografía así como también frases del mismo Beethoven, algunas
acompañadas por piezas musicales de una selección que he hecho y algunas preciosas obras reflejando la fuerza de la Naturaleza de Vicent Van Gogh. Si
podéis conseguir el libro ya sea físico o en formato electrónico
¡mejor! Es una obra a la que siempre recurriréis ya que trasciende
el tema meramente musical, conocer sobre la vida de Beethoven nos
acerca más a lo Humano, también a través de su lucha a nuestras
luchas, sufrimientos y logros, al mito del héroe que se alza triunfador sobre sus propias debilidades y embates del destino para salir siempre renovado.
Ninguna
música antes que la suya ha intentado expresar tan francamente el
paroxismo de las pasiones del corazón, pero ninguna música es menos
enervante ni más consciente y dueña de su poder. Ninguna música
antes que la suya aceptó expresar tan abiertamente lo trágico de la
existencia, lo patético de los conflictos, el dolor y la angustia
humanos, pero de ninguna música están tan ausentes la tristeza y el
abatimiento; ninguna música produce, cada vez que se la escucha, un
efecto más tonificante y más entusiasta. Ninguna música antes que
la suya ha querido expresar tan conscientemente que la lucha es la
naturaleza misma de la vida y la fuente de todo lo auténtico, pero
ninguna música está más limpia de agresividad y sadismo, ninguna
nos hace sentir tanto la sensación física de la bondad. Este
luchador, este héroe, no experimenta ningún placer con la
destrucción y la confusión. Los ritmos belicosos, las marchas
guerreras que abundan en su obra, expresan el júbilo del triunfo, no
se complacen en la amenaza de las matanzas ni en las nubes que
presagian la muerte...”Pocas
vidas han sido más dolorosas que las de Beethoven, pero pocas
voluntades fueron tan fuertes y pocos temperamentos tan alegres a
fuerza de estar vivos; no debemos, olvidar jamás ni lo uno ni lo
otro si no queremos traicionarle. Frase de los autores:
Jean y Brigitte Massin
Frases de Beethoven:
Frases de Beethoven:
"Hacer
todo el bien que se pueda, pensad también Amar por encima de todo la
libertad. Y, aunque fuera por un trono, no traicionar jamás la verdad
que os honra".
"Continúa,
no ejercites tan sólo tu arte, sino penetra en su intimidad; él lo
merece, pues sólo el arte y la ciencia elevan al hombre hasta la
divinidad. Si alguna vez deseas alguna cosa, mi querida Emilia,
escríbeme con toda confianza. El verdadero artista no tiene orgullo;
bien sabe que el arte no tiene límites; siente oscuramente hasta qué
punto está alejado de su objetivo, y mientras otros le admiran,
deplora no haber llegado todavía allí donde su genio brilla para él
como un sol lejano". (Carta a la pequeña Emilia)
"Para
ahuyentar el pensamiento del mal que te aflige no podrás encontrar
mejor medio que la ocupación".
"La
vida se parece a la vibración de los sonidos y el hombre a la
ejecución de los instrumentos de cuerda. Si el choque ha sido
demasiado rudo, pierde su resonancia y nunca podrá volver a
encontrarla, no le proporcionará más que sinsabores y no podrá
unirse a los demás sin causar una disonancia que destruye el coro
bien acoplado".
(Cita
de La falta, drama de Müllner, copiado por BEETHOVEN)
"Mi reino está en el aire; como el viento a veces, así se arremolinan los sonidos, así esto da vueltas en mi alma".
"Acerca
de todos los hombres, no dejar nunca ver el desprecio que merecen,
pues es imposible saber si tendremos alguna vez necesidad de ellos".
"Nosotros,
seres limitados de espíritu ilimitado, hemos nacido no sólo para el
sufrimiento y para la alegría, y casi se podría decir que los más
eminentes se apropian de la alegría a través del sufrimiento [durch
Leiden Freude]"
"¡El
Todopoderoso en el bosque! Me siento afortunado, lleno de felicidad,
en el bosque: cada árbol habla a través de ti. ¡Oh Dios!, ¡qué
esplendor! En semejante país de bosques, en la altura está el
descanso, el descanso para servirle".
«¡Mi
corazón se desborda ante la vista de la naturaleza, pero ella no
está aquí!».
"Casi no voy a ninguna parte, pues no es posible frecuentar gentes con cuyas ideas no comulgo".
"El
placer sensual sin la unión de las almas es propio de animales; una
vez pasado, no queda ningún vestigio de un sentimiento generoso
[edler Empfindung], tan sólo remordimientos".
"Mil
bellos instantes desaparecen cuando los niños están en los
institutos llenos de dureza, mientras que cerca de unos buenos padres
podrían sentir las impresiones calurosas que persistían hasta la
edad más avanzada".
"El descanso y la libertad son los dos bienes más grandes".
"Todo
mal está lleno de misterio; si por sí solo ya es grande, aumenta
cuando se habla de él con los demás; sólo la exacta comprensión
de sus causas y de su alcance nos lo hacen más soportable".
"Las
debilidades de la naturaleza humana se dan por la naturaleza misma, y
la Razón soberana debe con su fuerza intentar dirigirlas y
corregirlas".
"Beethoven
tenía siempre aspecto serio; sus ojos muy vivos eran a veces
soñadores, con la mirada un poco triste dirigida hacia lo alto, que
he intentado reproducir en el retrato. Sus labios estaban cerrados;
pero el trazo alrededor de su boca no era hosco […]. Sus ojos, gris
azulado, tenían una extrema vivacidad. Cuando su cabellera se
agitaba violentamente tenía algo de osiánico y de «demoniaco»
[…]. Cuando Beethoven vio el retrato me indicó que el arreglo del
cabello le gustaba mucho así, ya que los otros pintores le habían
representado muy atildado, como si tuviera que presentarse en la
corte –decía–, y él no era así en absoluto". (Kloeber, autor del retrato)
Beethoven
me dijo: «¿Qué es lo que os ha retenido para venir a verme?
Seguramente os han contado un montón de absurdos y me han pintado
como un ser desagradable, lunático, altivo, del que se puede
apreciar la música, pero al que hay que evitar personalmente.
Conozco estas malas lenguas mentirosas; como no encuentro más que
raramente personas que comprendan mis sentimientos y mis pensamientos
y por este motivo me conformo con pocos amigos, el mundo me considera
sin corazón: me conoce mal». SCHLÖSSER
"¿Me
preguntáis de dónde obtengo mis ideas? No puedo decirlo con
certeza; surgen sin ser llamadas, inmediatamente o por etapas. Podría
atraparlas con mis manos, en la naturaleza, en el bosque, paseando,
en la calma de la noche, en la aurora; lo que las suscita es cierta
disposición del espíritu [Stimmun], que se manifiesta con palabras
en el poeta y en mí con sonidos, resonando, ruidosas e impulsivas,
hasta que al fin se convierten en música». SCHLÖSSER
«¡Estoy
obligado a recrearme en la naturaleza inmaculada y a purificar mi
espíritu! […]. ¡Venid a ver conmigo a mis amigos, que no cambian
nunca, los verdes bosques y los árboles altivos, la floresta y los
senderos, donde los arroyos murmuran! ¡Sí, ved las cepas de las
viñas, que desde lo alto de sus colinas extienden sus racimos al sol
que les ha hecho madurar! ¡Sí, amigo mío, aquí no hay envidias ni
artimañas!».
«Aquí,
rodeado de las creaciones de la naturaleza, me siento a veces durante
horas y mis sentidos se enervan con el espectáculo de los frutos de
la naturaleza, que conciben y se reproducen. Aquí el sol en su
majestad no se oculta detrás de uno de esos sucios tejados
construidos por la mano del hombre; aquí el cielo azul es para mí
un techo sublime. Cuando por la noche contemplo con asombro el cielo
y el ejército de cuerpos luminosos, llamados soles o tierras, que
gravitan eternamente en su órbita, mi espíritu se abalanza sobre
esas estrellas alejadas por tantos millones de leguas, hacia la
fuente primera donde nace todo lo que fue creado y donde volverán a
nacer eternamente nuevas criaturas«.
»Sí,
todo lo que toca el corazón viene de lo alto; de otra manera, ¿no
es verdad que no habría más que sonidos, cuerpos sin alma? Mierda o
tierra, ¿no es así? El alma debe elevarse de la tierra, donde ha
sido exiliada por cierto tiempo la chispa divina, y lo mismo que en
el campo, al que el labrador ha confiado la preciosa simiente, debe
florecer y llevar muchos frutos, y después, así multiplicada,
remontarse hacia la fuente de donde ha descendido. Porque sólo con
un trabajo tenaz, con las fuerzas que le han sido prestadas, la
criatura honra al Creador y Conservador de la naturaleza infinita».
Otra
vez Schubert me dijo: «Él sabe todo, pero nosotros no podemos
todavía comprenderle y correrá mucha agua por el Danubio antes de
que todo lo que este hombre ha creado sea comprendido por todos. No
solamente porque es el más sublime y el más fecundo de todos los
músicos, sino también el más fuerte. Es tan fuerte en la música
dramática como en la música épica, en la lírica como en la
prosaica; en una palabra, puede con todo. Mozart, comparado con él,
es como un Schiller en comparación con Shakespeare; Schiller ya ha
sido comprendido, Shakespeare no lo será hasta dentro de mucho
tiempo. Todo el mundo entiende ya a Mozart, nadie entiende a
Beethoven. Para ello habría que tener mucho espíritu y aún más
corazón, y ser indeciblemente desgraciado en amor o, simplemente,
ser desgraciado». Schubert hablaba siempre con esta seriedad, este
buen sentido, esta razón y esta precisión. SCHUBERT, según BRAUN
VON BRAUNTHAL
“El
arte no está elevado sobre la vulgaridad, no está tampoco
considerado, y sobre todo se lo aprecia poco desde el punto de vista
de su remuneración. Beethoven se lamenta también de la dureza de
los tiempos en el aspecto pecuniario […]. «Las circunstancias me
encadenan aquí –dijo–, pero aquí ocurren cosas miserables y
sucias. Desde arriba hasta abajo todo el mundo es gentuza. No puede
uno fiarse de nadie. Quieren que trabajes y pagan como unos
miserables, y nunca lo acordado”. (Testimonio de Bursy)
«El
chico (Karl, su sobrino) llegará a ser artista o sabio, para que viva una vida más
elevada y no caiga por completo en la vulgaridad. Sólo el artista y
el sabio libre llevan la felicidad en ellos». Expresaba ideas
magníficas sobre la vida. Cuando se callaba, su frente se plegaba,
lo que le daba un aspecto tan sombrío que podría dar miedo, si no
supiera que en el fondo el alma de un artista tan sublime debe ser
hermosa. (Bursy)
"Desde
el 15 de octubre tengo un catarro del que todavía me resiento, y mi
arte también. Pero hay que esperar que esto mejore y que pueda de
nuevo ser rico en mi pequeño reino de los sonidos; para todo lo
demás soy pobre, ¿por los tiempos?, ¿por la pobreza de espíritu?,
¿o por qué?"
“Pero
qué humillación cuando alguien a mi lado oía el sonido de una
flauta a lo lejos y yo ni la oía nada, o cuando alguien oía cantar
a un pastor y yo tampoco oía nada. Tales situaciones me empujaban a
la desesperación, y poco ha faltado para poner yo mismo fin a mi
vida.
Es
el arte, y sólo el, el que me ha salvado. ¡Ah! Me parecía
imposible dejar el mundo antes de haber dado todo lo que sentía
germinar en mí (…)
Divinidad,
tú que desde lo alto ves el fondo de mi ser sabes que viven en mí
el deseo de hacer el bien y el amor a la humanidad (…)
Mi deseo es que vuestra vida sea mejor y menos triste que la mía;
recomendad a vuestros hijos la Virtud, ella sola puede volvernos
felices, y no el dinero; hablo por experiencia; es ella la que me ha
reanimado en mi aflicción; le debo, como mi arte, no haber terminado
mi vida con el suicidio". (Testamento
de Heiligenstadt, dirigido a sus dos hermanos)
"¡No
estoy bien más que cuando estoy en la libre naturaleza!».
Si
Beethoven es un héroe igualmente por haberse realizado a despecho de
su sordera, es un héroe ante todo por haber aceptado ser un
pensador, en un ambiente donde todos hubieran querido que no lo
fuera, y por haber hecho de su existencia una acción, conforme a sus
intenciones más deliberadas y más expresas.
Exige
del hombre que hay en él la misma rectitud, la misma perfección que
en el artista. Se puede bromear por la insistencia con que habla de
su «carácter moral»; ello proviene simplemente de que quiere ser
el hombre capaz de crear la música que quiere crear. Por esto pide
al morir que la totalidad de sus papeles, de los Cuadernos de
Conversación también, sean conservados unidos y que sean accesibles
a cualquier consulta. Pues sabe que nada de su vida es extraño a su
obra.
Sabe
lo que quiere; sabe que es el único músico de su tiempo que lo
desea, y sabe que los músicos anteriores, por mucho que él los
venere, no podían desearlo todavía: crear una música cuyo impulso
sea tal que arrastre a los hombres a conquistar la alegría, en
libertad, por medio de la acción temporal. «Aquel que ha
comprendido una vez mi música, estará libre de todas las miserias
en las que se arrastran los demás».
«Hombre,
¡ayúdate a ti mismo!». Desde lo más profundo de su experiencia,
Beethoven lanza este grito. Sin ningún orgullo: ha comprobado que es
su única receta. «No puedo buscar un punto de apoyo más que en lo
más profundo, en lo más íntimo de mi ser; en el exterior no hay
absolutamente ninguno para mí… Eres tú el que debes crearte todo
en ti mismo». «Casi todo lo que he llegado a ser hasta aquí, no lo
he conseguido más que por mí mismo».
Ausencia
del padre y de la tranquilidad mental que asegura la armonía de una
familia y de una educación humana; ausencia de ayuda en el
nacimiento y desarrollo de su don musical. Ausencia de instrucción
literaria y científica: el ambiente cultivado de la familia Breuning
suplirá un poco esta laguna, y algunos cursos en la Universidad de
Bonn; pero Beethoven, uno de los hombres más inteligentes y más
ávidos de saber que ha conocido el mundo, debe descubrir todo por sí
mismo.
Su
feroz voluntad de independencia a toda costa (que pagó duramente) es
parte integrante y fundamental de su heroísmo. Pero lo que le
permitió ser él mismo, le retiraba al mismo tiempo toda facilidad y
todo apoyo exterior para su desenvolvimiento. Siempre en el momento
en que su esfuerzo por conquistar su lugar bajo el sol iba a ser
coronado por el éxito, se produce un desmoronamiento que vuelve a
ponerle en la situación de partida.
La
evolución de la obra de Beethoven no tuvo ninguna relación con su
sordera (...). La única incidencia
desgraciada que la sordera operó sobre su carrera musical fue el
prohibirle realizarse como virtuoso y más tarde como director de
orquesta. En cambio, afecta profundamente a su vida personal. No
solamente haciendo más difíciles, más susceptibles, más
precarias, sus relaciones con el conjunto de la sociedad; no sólo
volviendo más problemática la esperanza de un matrimonio o de un
amor recíproco; sobre todo, haciéndole imposible en cierta forma el
apoyarse en la amistad. «Para mí, se acabaron los incentivos de la
sociedad de los hombres, las conversaciones inteligentes y las
expansiones mutuas».
Lo
que le permite crecer, utilizando los obstáculos y venciéndolos
para lo esencial, es el hecho de que él cree en la voluntad.
Beethoven no es sólo un hombre cuya voluntad se afirma a cada
instante hasta el grado más alto, sino un hombre para quien la
voluntad es el primer factor, y quizá el principal interés, de la
vida. «¡Es tan hermosa la vida, poder vivirla mil veces!; pero no
una vida tranquila, siento que no estoy hecho para eso».
Su
noción del heroísmo se encamina menos a una glorificación de
algunos superhombres que a una intuición dialéctica de la vida, y
el héroe es el que, aceptando este hecho fundamental, asume el
combate de la vida hasta conseguir la victoria. Esta victoria no es
necesariamente el éxito, la obtención del objetivo propuesto, sino
el no haber renunciado nunca al combate ni retrocedido en la batalla;
es a veces el triunfo de Egmont en el instante de su muerte. Además,
para Beethoven, ninguna victoria es suficiente, ninguna conquista es
satisfactoria. Todos los objetivos que se propone son provisionales,
y el solo hecho de alcanzarlos suscita otro debate vital por el que
hay que abandonarlos.
«Nosotros,
seres limitados de espíritu ilimitado, hemos nacido sólo para el
sufrimiento y para la alegría, y casi se podría decir que los más
eminentes se apropian de la alegría a través del sufrimiento».
Porque
la naturaleza de la vida es la de ser actividad y lucha, y tiene para
él, en el seno de la vida misma y no fuera de ella, una dialéctica
del sufrimiento y de la alegría, del obstáculo y de la superación.
«Amar
por encima de todo la libertad», escribe a los veintidós años, y
veintiséis años más tarde: «En el mundo del arte, como en toda la
creación, la libertad y el progreso son el objetivo».
El
amor beethoveniano por la libertad se acompaña de un horror profundo
por el juego, por todo lo que es frívolo y gratuito. Le gustan las
bromas, los chistes, los juegos de palabras, ríe como un niño por
cualquier cosa, y todo porque es verdaderamente libre. Pero se toma
su vida y su arte en serio. No reivindica su libertad más que para
consagrarse seriamente a crear una obra seria. Y las dificultades que
encontrará para imponer su música a los diletantes de la sociedad
que le rodea provienen en gran parte de aquí.
Crea,
es sobre todo para él, como todo artista que se respete, porque
solamente a este precio puede vivir. Pero es también para los otros,
y no cesa de decirlo; está convencido de que sus obras aportarán un
inmenso bienestar a la «pobre humanidad doliente», y muchas veces
necesita creer en ello para encontrar el valor de seguir componiendo.
Justamente por esto se exaspera, cuando el único resultado que
obtiene es hacer sollozar a «niños mimados». No es esto lo que él
esperaba. Ha escrito como si se tratase de una batalla; quiere sólo
que su acción suscite otras; pretende estimular, pero no emocionar.
«El corazón es la palanca de todo lo que es grande», pero la
emoción es mala porque rompe los resortes del luchador. De aquí su
desesperación, cuando ve que Goethe llora, en lugar de apresurarse a
rivalizar con él en la creación poética. «Los artistas son de
fuego; no lloran». «Para el hombre es necesario que la música
avive el fuego de su espíritu».
Él
mismo se refiere a su música: “ ¡Venida del corazón que vaya al
corazón!”
Si
quisiéramos decir una frase que caracterice a Beethoven como músico,
diríamos que Beethoven es el músico que se ha consagrado a expresar
y a impulsar el dinamismo del hombre. Expresa con su música la
marcha, la acción y el combate de un hombre; el empujar con su
música a los demás hombres a ponerse en camino, a actuar y a
luchar.
«Vosotros,
que pensáis que soy un ser odioso, obstinado, misántropo, o que me
hacéis pasar por tal, ¡qué injustos sois! Ignoráis la secreta
razón de lo que así os parece. Desde la infancia, mi corazón y mi
espíritu se inclinaban a la bondad y a los tiernos sentimientos […]
Nacido con un carácter ardiente y activo, inducido a las
distracciones de la vida social, he debido muy pronto aislarme […]
¡Hombres, si leéis esto algún día, pensad que no habéis sido
justos conmigo!».
«A
veces vienen a mí palabras libres, salidas del corazón; por esto me
toman por un loco».
“No
he conocido nunca un hombre que amase tanto la naturaleza como
Beethoven; que se alegrase tanto ante la vista de las flores, las
nubes o de cualquier otro fenómeno natural. La naturaleza era para
él como el beber y el comer, y la necesitaba realmente para vivir”.
(Charles Neate)
«¡Ningún
hombre ama el campo tanto como yo! ¡Si sólo los bosques, los
árboles, las piedras, devolvieran el eco que el hombre desea!».
"Estad
persuadido de que la humanidad, aun en su caída, para mí es siempre
sagrada".
![]() |
Obra de Julius Schmid |
Lo
que sí es seguro es que el mundo que Beethoven intenta suscitar es
un mundo humano, libre, igual, fraternal, donde reinen la paz y la
alegría; no se contenta con rivalizar,para su creación incesante,
con la incesante creación de la naturaleza… Toma el esfuerzo de la
naturaleza a cuenta de su esfuerzo, y las dos creaciones son sólo
una, en una comunión total, «en el templo de la naturaleza y de la
humanidad».
Ésta
es la esperanza de Beethoven. La obra que lo expresa con más
precisión es la Novena Sinfonía. Y esta obra termina (o casi) con
una especie de éxtasis religioso: «Hermanos, sobre la bóveda
estrellada, tiene que habitar un Buen Padre. ¿Os postraréis,
millones de seres? ¿Presientes al Creador mundo? Búscalo por encima
de la bóveda...
Esta
glorificación de la alegría, sobre las palabras de Schiller que
Bethoveen proyecta desde que tiene veinte años , necesitaría más
de treinta- repletos de los más duros combates- para poder ser
realizada. Y la realizará al término de una sinfonía cuyo primer
movimiento culmina, según su propia confesión, en la expresión de
la desesperanza.
La
alegría es la conquista misma; es la victoria en el seno del combate
de la vida. La alegría es la creación misma; es la renovación en
el seno de las fuerzas de la destrucción que la vida pone en marcha
sin cesar. Por todo esto, cuando Beethoven expresa la alegría en su
obra, no la separa casi nunca de los otros aspectos antagonistas de
la misma realidad. Y es por esto también por lo que ninguna otra
obra expresa y comunica una alegría tan auténtica como la suya.
Cuando
compone sobre versos de Schiller, conserva y exalta los versos que
hablan de Dios, pero elimina sistemáticamente los que celebran la
alegría de ultratumba. Se entristezca o se alegre, sigue siendo fiel
a la tierra con toda la fuerza de su amor.
Hermosas y sabias palabras del director Iñígo Pírfano sobre la Novena Sinfonía
La Novena Sinfonía completa, una de las mejores versiones.
Cuando Moscheles escribe en la parte inferior de la partitura de Fidelio: «Terminado con la ayuda de Dios», Beethoven corrige, con enormes caracteres: «Hombre, ¡ayúdate a ti mismo!».
«En
la cloaca en que nos encontramos todo está casi perdido;
procuraremos tan sólo que no me pierda yo mismo por completo».
Choral Fantasy op. 80
Con gracia y dulzura
las armonías de
nuestra vida
y el sentido de la
belleza engendra
flores que
eternamente florecen.
La paz y la alegría
avanzan cual amigas
como el juego
alternante de la olas;
y lo que insistía
en ser rudo y hostil
se transforma en
euforia.
Cuando en los
sonidos reina la magia
y en las palabras la
inspiración
se configura lo
maravilloso,
noche y tempestad se
vuelven luz.
Calma exterior y
alegría interior
priman para el
bienaventurado;
y el sol primaveral
de las artes
permite que de ambas
nazca luz.
Algo grande
contenido en el pecho
florece de nuevo en
toda su belleza;
si un espíritu se
ha encumbrado
todo un coro de
espíritus resuena siempre a su alrededor.
Aceptad, pues, almas
bellas,
alegremente los
dones del buen arte.
Cuando se unen el
amor y la fuerza
el favor de los
dioses al hombre recompensa.
Letra de Fantasía Coral , texto de Kuffner escrito según exigencias de Beethoven
Podemos
decir que Mozart no es más que música. ¿Y Beethoven? Beethoven
consagra su vida a la música, Beethoven ama apasionadamente su arte.
Beethoven sacrifica todo lo demás a su arte. Beethoven existe antes
de ser música. Beethoven es ante todo él mismo, y es por existir
por lo que él crea su obra. Lo que más desea es la música,
naturalmente, pero también desea la libertad, la acción, la
felicidad, el amor conyugal. Sus Stimmungen no existen por venir de
la música, es la música la que existe para expresar sus Stimmungen.
De los dos genios, es Beethoven el que tiene la idea más sublime de
la excelencia de la música entre las otras actividades humanas, pero
es Beethoven también el que considera menos la música como un fin
en sí, el que más ve en la música un medio al servicio de la
existencia.
“Pero
cuando más encuentra el alma su alimento, más madura el espíritu,
y llega a un feliz entendimiento con ella. Pocos alcanzan esto, pues
lo mismo que millares de criaturas creen casarse por amor y no
tienen ni una sola vez la revelación del amor- aunque todos lo
profesen-, lo mismo millares de individuos hacen profesión de la
música sin tener la menor intuición. Contiene en ella misma los
gérmenes del sentido moral, como estan contenidos en todas las
artes; una creación verdadera es moralmente un progreso (…)
El
arte representa siempre a la divinidad, y los contactos con los
hombres con él son una religión; lo que nosotros adquirimos por el
arte viene de Dios, inspiración divina que da a las facultades
humanas un objetivo que alcanzar.
La
inteligencia como el grano de trigo, necesita un terreno húmedo,
cálidamente eléctrico, para crecer, para pensar, para expresarse. .
La música es el suelo eléctrico en que el espíritu vive, piensa,
crea. La filosofía es un producto de este espíritu eléctrico; su
propia indigencia, que quiere basar todo en un principio original,
está realizada, aunque el espíritu no sea dueño de lo que él crea
para ella; es, sin embargo, feliz en esta creación, y lo es también
en toda creación espontánea del arte; independiente del artista,
más poderosa aún que él, lleva a la divinidad, y no sostiene al
hombre más que para dar testimonio de la acción de Dios en él. La
música da al espíritu la idea de la armonía. Un pensamiento
separado le ha hecho ya concebir un conjunto, una proximidad; así,
cada pensamiento en la música está en contacto íntimo,
inseparable, con el conjunto de la armonía, que es la unidad. –
Todo lo que es eléctrico lleva al espíritu a una creación musical,
activa, desbordante. – Yo soy de naturaleza eléctrica. (Apuntes
sobre Beethoven de Bettina Brentano)
"Su
difícil modo de ser y de conducirse puede seguramente retraer a
ciertos vieneses alegres y divertidos. Y muchos de éstos, que
reconocen igualmente su gran talento y su mérito, pueden no tener la
suficiente humanidad y delicadeza como para aportar a este artista
tierno, susceptible y desconfiado la posibilidad de una vida más
agradable en la que encuentre la respuesta a sus exigencias de
artista. Esto me traspasa el corazón cuando le veo triste y
dolorido, este hombre bueno y excelente, y, sin embargo, estoy de
nuevo convencido de que sus obras mejores y más originales no pueden
ser producidas más que por esta disposición obstinada y
profundamente melancólica. Los hombres, que son capaces de alegrarse
con sus obras, no deberían perder nunca de vista esto, y no dejarse
influir por alguna de sus extravagancias ni por la aspereza de su
carácter. Entonces no sentirían hacia él más que pura y verdadera
veneración". Reichardt
«Cuando
abro los ojos, suspiro, pues todo lo que veo es contrario a mi culto,
y me veo forzado a despreciar a este mundo incapaz de comprender que
la música es una revelación superior a toda sapiencia y a toda
filosofía”.
“¡Que
todo lo que se llama vida sea sacrificado a lo sublime y que
constituya un santuario del Arte! “
“A
pesar de todo lo que he sufrido no he perdido ninguno de mis
sentimientos de antaño por la infancia, la hermosa naturaleza y la
amistad...”
“El
espíritu de los que trabajan no debe ser encadenado por miserables
necesidades , y a causa de ello me veo privado de muchas cosas que
hacen una vida más feliz... Para mí es el imperio intelectual y
moral el que me es más querido, y me parece la más alta de todas
las monarquías espirituales y temporales”
“Ser
diez veces más que un héroe: un verdadero hombre” Verso de
Zacharias Werner copiado por Beethoven.
“Iría gustoso antes a tu casa, con los tuyos, que a las casas de muchos ricos en las que se adivina la pobreza de su espíritu... No
reconozco en ningún hombre otro signo de superioridad más que la
bondad. Ahí donde la encuentro, ahí está mi hogar” (Carta a la
pequeña Emilia)
"¡Resignación , la más profunda resignación a tu Destino! Sólo ella te permitirá aceptar los sacrificios que exige el servicio. ¡Oh dura lucha! Dedicarse a preparar todo lo necesario para el lejano viaje, todo lo que queda aún por hacer. Debes encontrar lo que garantice tu más querido anhelo; así DEBES CONSEGUIRLO POR ENCIMA DE TODO, mantenerte absolutamente firme en esa idea". "Sumisión- Resignación- ¡Resignación! De esta forma venceremos a la más profunda miseria".
La resignación beethoviana no es una virtud moral, ni la consecuencia de una actitud metafísica, es una actitud práctica y lo contrario a una capitulación. Beethoven seguirá siendo hasta su última hora esa "personalidad completamente indomable" que asustó al gran Goethe.
"Ahora el Destino me agarra con fuerza. ¡Que yo no desaparezca sin gloria en el polvo! ¡No; antes realizar una gran hazaña de la que las generaciones futuras oigan hablar!"
Reconocemos gustosos que el carácter de Beethoven fue más el de una fiera que el de un animal doméstico (...) El forastero que llega a Viena, y que quiera visitar a Beethoven, es disuadido por todo el mundo, sobre todo por aquellos que pretenden conocer al gran hombre. Se comenta que Beethoven es un oso desagradable, un bruto salvaje, un misántropo y además un sordo con el que es imposible hablar. ¿Cuántos se desanimaron sin duda y se fueron de Viena sin dar a Beethoven esta reconfortante prueba de admiración y de ternura que tanto le habría estimulado?...
Sólo aquel que tiene un escudo protegiéndole el pecho se envalentona hasta llegar a enfrentarse al monstruo. Con el corazón palpitante llama a la puerta; es introducido... y descubre al verdadero Beethoven. Un hombre bueno, sencillo, generoso, fácil para convivir, expansivo, cordial, alegre, servicial. Comprende enseguida que en Beethoven este corazón y este genio son sólo uno; bastaba verdaderamente con escuchar su música para comprenderle.
Beethoven a veces tenía que despedir a personas que, por esnobismo, venían a hacerle perder su tiempo. Estamos convencidos de que sus detractores se aprovecharon de esto para construir, sin esperar a su muerte, la leyenda de misántropo de Beethoven.
Y la esperanza, la compañera de toda su vida, no le abandonó nunca. La obra que él arrebata a la influencia de su Destino, Beethoven sabe que es una victoria, no sólo por el hecho de su propia realidad, sino por el hecho de que estimulará a los hombres para emprender otras victorias hasta el aniquilamiento del Destino.
Los hombres que han comprendido una vez su música deben ser libres de todas las miserias en las que los demás se arrastran, aquellos que responden a la llamada que Beethoven les dirige: "Alegres, como vuelan sus soles a través de la llanura espléndida del cielo, ¡recorred hermanos, vuestro camino; alegres como el héroe hacia la victoria!"
"¡Resignación , la más profunda resignación a tu Destino! Sólo ella te permitirá aceptar los sacrificios que exige el servicio. ¡Oh dura lucha! Dedicarse a preparar todo lo necesario para el lejano viaje, todo lo que queda aún por hacer. Debes encontrar lo que garantice tu más querido anhelo; así DEBES CONSEGUIRLO POR ENCIMA DE TODO, mantenerte absolutamente firme en esa idea". "Sumisión- Resignación- ¡Resignación! De esta forma venceremos a la más profunda miseria".
La resignación beethoviana no es una virtud moral, ni la consecuencia de una actitud metafísica, es una actitud práctica y lo contrario a una capitulación. Beethoven seguirá siendo hasta su última hora esa "personalidad completamente indomable" que asustó al gran Goethe.
"Ahora el Destino me agarra con fuerza. ¡Que yo no desaparezca sin gloria en el polvo! ¡No; antes realizar una gran hazaña de la que las generaciones futuras oigan hablar!"
"Combate por el derecho y... la libertad. Sumisión al inexorable Destino de hierro...Las zarpas de hierro del Destino sólo destrozan los costados del débil. Aquel que tiene el espíritu de un héroe ofrece audazmente al Destino el arpa que el Creador ha puesto en su corazón... Hombre ¿puedes estar hundido? Él se levanta pronto y, purificado, escapa a la fatalidad y proclama su propio poder frente a la voluntad sagrada... ¿Qué puedo hacer? -¡Ser más que tu Destino!" (Zacharias Werner)
De su combate contra el Destino consiguió hacer la sustancia de su obra. "El Destino que llama a la puerta " no es más que el protagonista necesario para la afirmación de la vida, de la ternura y de la libertad que expresa en la Quinta Sinfonía.
En
el primer fragmento el tema rítmico del Destino toma la iniciativa;
otro tema, éste lleno de humanidad de esperanza, se opone a él; al
término de su combate el hombre toma la ofensiva otra vez contra el
Destino utilizando, pero en la tonalidad mayor, el mismo tema rítmico
que al principio. Después de diversos episodios de la lucha, el
hombre se revela como el más débil, y el Destino vuelve a adueñarse
de su tema, de nuevo en menor y más contundente que nunca; al final
del fragmento el Destino triunfa.
En el segundo fragmento, el hombre vencido parece recuperar sus fuerzas en un motivo que se precisa y se intensifica a cada variación del andante –motivo que nos parece hecho de fraternidad viril y de esperanza en un futuro mejor–. El tema del Destino está apenas evocado; el hombre se consuela, afirma su libertad y la llamada para reemprender la lucha se hace más marcial a cada variación.
El tercer fragmento es el punto decisivo del tema. El scherzo se abre sobre lo que Schumann llamaba «el motivo interrogador» y donde veríamos un desafío al Destino, ya que esta vez el hombre toma la iniciativa. El Destino desafiado vuelve a tomar la ofensiva con el mismo tema rítmico e implacable que al comienzo del primer fragmento. Pero el trío porta esta vez una contraofensiva eficaz del hombre; el impulso que le arrastra gira, tropieza con varios obstáculos (sobre los que el tema se rompe bruscamente dos veces seguidas) y termina por superarlos. En la repetición del scherzo, el tema del Destino ha perdido su fuerza de percusión; se hace jadeante, desconcertado, atenuado. La libertad humana no se deja sumergir.
En el pasaje al cuarto fragmento, el motivo del desafío que abría el scherzo aparece una vez más para desembocar esta vez en un triunfo definitivo. Se trata de explotar a fondo y de exaltar una victoria irreversible. El impulso conquistador de la humanidad liberada emprende, una vez más, el tema rítmico del Destino, ora con majestad, ora con un movimiento de galope. Esta «sinfonía de victoria» (utilizando los mismos términos del final de Egmont) se interrumpe un instante para una última evocación del tema rítmico del Destino, de nuevo en su estado puro, pero más agonizante todavía que al final del scherzo: ¿última ofensiva, rápidamente contenida del Destino, o simple evocación de las luchas anteriores? El despliegue final que termina en la apoteosis del hombre triunfante puede acomodarse con las dos interpretaciones.
Los últimos cuartetos expresan ese sentimiento de la madurez humana donde la conciencia y la acción no forman más que un todo en profundidad.
Un hombre está enamorado, melancólico, afectado por la muerte de un amigo, es víctima de una enfermedad; se manifiesta y resultan las Sonatas opus 14 y opus 10, núm. 3, el adagio del Cuarteto 1º, la Patética... Quien oye este canto, no tiene necesidad de conocer las circunstancias exactas de las que ha nacido; siente que le atañe, se siente acompañado en su propia soledad.
En el segundo fragmento, el hombre vencido parece recuperar sus fuerzas en un motivo que se precisa y se intensifica a cada variación del andante –motivo que nos parece hecho de fraternidad viril y de esperanza en un futuro mejor–. El tema del Destino está apenas evocado; el hombre se consuela, afirma su libertad y la llamada para reemprender la lucha se hace más marcial a cada variación.
El tercer fragmento es el punto decisivo del tema. El scherzo se abre sobre lo que Schumann llamaba «el motivo interrogador» y donde veríamos un desafío al Destino, ya que esta vez el hombre toma la iniciativa. El Destino desafiado vuelve a tomar la ofensiva con el mismo tema rítmico e implacable que al comienzo del primer fragmento. Pero el trío porta esta vez una contraofensiva eficaz del hombre; el impulso que le arrastra gira, tropieza con varios obstáculos (sobre los que el tema se rompe bruscamente dos veces seguidas) y termina por superarlos. En la repetición del scherzo, el tema del Destino ha perdido su fuerza de percusión; se hace jadeante, desconcertado, atenuado. La libertad humana no se deja sumergir.
En el pasaje al cuarto fragmento, el motivo del desafío que abría el scherzo aparece una vez más para desembocar esta vez en un triunfo definitivo. Se trata de explotar a fondo y de exaltar una victoria irreversible. El impulso conquistador de la humanidad liberada emprende, una vez más, el tema rítmico del Destino, ora con majestad, ora con un movimiento de galope. Esta «sinfonía de victoria» (utilizando los mismos términos del final de Egmont) se interrumpe un instante para una última evocación del tema rítmico del Destino, de nuevo en su estado puro, pero más agonizante todavía que al final del scherzo: ¿última ofensiva, rápidamente contenida del Destino, o simple evocación de las luchas anteriores? El despliegue final que termina en la apoteosis del hombre triunfante puede acomodarse con las dos interpretaciones.
Los últimos cuartetos expresan ese sentimiento de la madurez humana donde la conciencia y la acción no forman más que un todo en profundidad.
Un hombre está enamorado, melancólico, afectado por la muerte de un amigo, es víctima de una enfermedad; se manifiesta y resultan las Sonatas opus 14 y opus 10, núm. 3, el adagio del Cuarteto 1º, la Patética... Quien oye este canto, no tiene necesidad de conocer las circunstancias exactas de las que ha nacido; siente que le atañe, se siente acompañado en su propia soledad.
Aceptaba
lo mismo improvisar delante de aquellos que necesitaban su música
para vivir , como se negaba con fuerza delante de los curiosos y de
los importantes. Si viviera todavía, lo que le haría feliz no
serían las lisonjas de los entendidos, sino saber que millones de
hombres de todos los países, cada vez que le oyen, sienten mayor
alegría para vivir, mayor fuerza para combatir.
Reconocemos gustosos que el carácter de Beethoven fue más el de una fiera que el de un animal doméstico (...) El forastero que llega a Viena, y que quiera visitar a Beethoven, es disuadido por todo el mundo, sobre todo por aquellos que pretenden conocer al gran hombre. Se comenta que Beethoven es un oso desagradable, un bruto salvaje, un misántropo y además un sordo con el que es imposible hablar. ¿Cuántos se desanimaron sin duda y se fueron de Viena sin dar a Beethoven esta reconfortante prueba de admiración y de ternura que tanto le habría estimulado?...
Sólo aquel que tiene un escudo protegiéndole el pecho se envalentona hasta llegar a enfrentarse al monstruo. Con el corazón palpitante llama a la puerta; es introducido... y descubre al verdadero Beethoven. Un hombre bueno, sencillo, generoso, fácil para convivir, expansivo, cordial, alegre, servicial. Comprende enseguida que en Beethoven este corazón y este genio son sólo uno; bastaba verdaderamente con escuchar su música para comprenderle.
Beethoven a veces tenía que despedir a personas que, por esnobismo, venían a hacerle perder su tiempo. Estamos convencidos de que sus detractores se aprovecharon de esto para construir, sin esperar a su muerte, la leyenda de misántropo de Beethoven.
Y la esperanza, la compañera de toda su vida, no le abandonó nunca. La obra que él arrebata a la influencia de su Destino, Beethoven sabe que es una victoria, no sólo por el hecho de su propia realidad, sino por el hecho de que estimulará a los hombres para emprender otras victorias hasta el aniquilamiento del Destino.
Los hombres que han comprendido una vez su música deben ser libres de todas las miserias en las que los demás se arrastran, aquellos que responden a la llamada que Beethoven les dirige: "Alegres, como vuelan sus soles a través de la llanura espléndida del cielo, ¡recorred hermanos, vuestro camino; alegres como el héroe hacia la victoria!"
Jean y Briggite Massin
Mario
Roso de Luna
(Autor
de una pequeña obra biográfica sobre Beethoven, que recomiendo, algunos apuntes que he tomado...)
Beethoven
siempre anhela , siempre cree y espera en realidades mejores y en el
retorno de la alegría, la ilusión y la felicidad primera, ahora ya
en un ambiente de celeste paz conquistada por el doloroso esfuerzo.
Beethoven cierra siempre el ciclo retornando a la fuente primera de
alegría con los tiempos finales, iluminados por el triunfo tras la
lucha (en obras como las sinfonías No.3 o 5, o el final del adagio
de la sonata 29 o del cuarteto 7.
“¡Resignación,
resignación absoluta con tu suerte! En adelante no vivirás para ti
sino para los demás. Desde ahora no hay más felicidad para ti que
en tu arte. ¡Oh Divinidad, concédeme fuerza para vencerme a mí
mismo!”
Vivió
Beethoven, con cortos intervalos, aislado del mundo durante los diez
últimos años de su vida. Nadie ignora la pasión que concibió
entonces por la Naturaleza, pasión de la que tantas huellas dejó en
sus obras, especialmente en la Pastoral o Sexta Sinfonía.
Identificado con los vientos y las tempestades, eco fiel de las que
eternamente agitaban su alma, escribe: “Mi reino está en aire; mi
alma vibra en los murmullos del viento a veces, así se arremolinan
los sonidos, así da esto vueltas en mi alma”.
“Aquí
he escrito la escena, al borde del arroyo, y las codornices, las
oropéndolas, los ruiseñores y los cuclillos la han compuesto
conmigo”».
Espíritu independiente, no se aviene a divertir a nadie. Pictórico de ideas, quiere encarnar en cada obra una idea distinta: la heroica, la épica, la trágica, la dolorosa, la íntima. La música no es para él un motivo de diversión, sino una expansión intencionada; en las notas no se encierra la intención frívola... Su arte es al principio juvenil y ardoroso. Después es un arte de tristezas, de dolores, de luchas, un arte que avasalla y que domina siempre influido por un sentimiento desgarrador. En sus últimas obras, aislado del mundo por su sordera, su alma se agiganta, crece hasta adquirir proporciones inconcebibles, vive una vida de concentración interior, de intensidad espiritual...”
La
Sinfonía heroica es la ruptura abierta de Beethoven con el mundo
viejo de las anteriores sinfonías y el comienzo de una nueva era
para la orquesta.
Muy buena recreación de la presentación de La Sinfonía Eroica
La sinfonía cuarta es la Sinfonía del amor, la sinfonía quinta, por el contrario , es el destino misterioso del hombre: sus cuatro notas iniciales , tres breves y una larga, son “la llamada del Destino a nuestra puerta”.
La
Pastoral es el pasaje de música descriptiva más gigantesco que se
conoce, con sus cinco tiempos se “Sensaciones agradables del
campo”, “Junto al arroyo”, “Fiesta aldeana”, “La
Tempestad” y “Acción de gracias después de la tormenta”.
La
Séptima Sinfonía a mí me parece la bajada de Beethoven a los
infiernos.
Cuando
su arte último se ha asentado ya en las empíreas regiones de la
sinfonía novena, de la gran misa y de las últimas sonatas, vuelve
la vista hacia el cuarteto y confía a él las últimas vibraciones
de su alma... La música de ellos parece como si de propósito
despreciara toda apariencia bella, para reconcentrarse en la
profundidad y en la esencia misma del sentimiento. La melodía
abandona todo sentido cantable, para encarnar en breves motivos fuera
de todo sentido melódico tradicional.
Cuarteto de cuerdas no 14 Op. 131 en Do# menor, el favorito de Beethoven.
Para
penetrar en la interioridad de estas obras, tiene que colocarse el
oyente en un estado de recogimiento y de abstracción. “Millares de
personas se quedarán sin entenderlos”, decía Beethoven mismo; y
como respondiendo a su profecía, se han destacado dos corrientes de
opinión: la de los que, no penetrándolas, las juzgaban delirios de
un cerebro enfermo, incomprensibles y no bellas, explicando sus
armonías extrañas y sus combinaciones rítmicas como consecuencia
de su sordera; y los que, habiendo llegado a asimilarse ese arte lo
declaraban el más elevado de cuanto la música ha producido.
Cavatina quinto movimiento del 13.º Cuarteto. «nunca su propia música había hecho sobre él tal impresión; incluso cuando revivía este fragmento todavía le costaba algunas lágrimas». Schindler
Cavatina quinto movimiento del 13.º Cuarteto. «nunca su propia música había hecho sobre él tal impresión; incluso cuando revivía este fragmento todavía le costaba algunas lágrimas». Schindler
"Canto de acción de gracias sagrado de un convaleciente".
Escena de la película Copying Beethoven, aunque no esté basada en hechos totalmente verídicos nos muestra un Beethoven más humano.
Op. 133 Gran Fuga para cuarteto de cuerdas no.13 «Hacer una fuga no es arte; yo he hecho docenas de ellas en mis tiempos de estudiante. Pero la imaginación reclama también sus derechos, y hoy es necesario que otro espíritu, verdaderamente poético, entre en la forma antigua».
Razumovsky op. 59 no.1 3 er. Movimiento
"Él
así, sin estar turbado ahora por el ruido de la vida, escucha sólo
las armonías de su alma, y continúa desde el fondo de su ser
hablando a un mundo que ya nada puede decirle. Ahora la vista del
músico se esclarece en su interior. Ahora proyecta su mirada sobre
las formas, que iluminadas por su luz interna, comunícanse de nuevo
a su ser íntimo. Ahora es la esencia misma de las cosas la que le
habla, la que se las muestra a la tranquila luz de la Belleza. Y en
ese momento, esta serenidad maravillosa, convertida para él en la
esencia misma de la música. Aun la queja, elemento natural de todo
sonido, se suaviza en una sonrisa: el mundo vuelve a encontrar su
inocencia de niño..."